Cima del Mallo Lecherin. Hace un frío que pela y la roca está cubierta de hielo y escarcha. Hemos subido por la vía normal encontrando la chimenea final con bastante verglás. He tenido que rascar el hielo con un fisurero y secar la repisa con la manga de la chaqueta para poder apoyarme y superar un paso al final. Oscar, Puri y Jesús. 30 de agosto de 2020. Ampliar imagen haciendo click
Preparando el rapel. El viento frío nos ha dejados helados a los tres. Por suerte está muy bien instalado para bajar en dos lanzadas de 30 metros. ¡Joder, aquí se queda uno tieso, eh!
Por fin sale el sol, el viejo payaso. ¡Ya lo estábamos echando en falta, joder qué frío en agosto! Ha sido una prueba exigente y con riesgo.
Los rapeles van a cañón y luego viene la larga y fatigosa pendiente rocallosa en 45 y 50º. El riesgo de resbalar requiere mucha atención.
Desde la cleta del fin del Valle de Aísa por la G.R hasta el Collado de la Madalena bordeando la Peña Rigüelo por encima del refugio López Huici. En total unas siete horas. Muy penoso sin nieve.
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