domingo, 30 de octubre de 2016

PALA RAYOS 2.646 m. TRAVESÍA DE ARISTAS

David Martínez (Barcelona)


Un pequeño grupo de jóvenes  montañeros, David, Eric, Adrián y Javi, partimos desde Barcelona hacia Acumuer, para encontrarnos con el apreciado compañero Jesús Vallés, con el objetivo de coronar la dura cumbre de Pala Rayos (2646 m), situada en la Sierra de Partacua.

Nos levantamos pronto, desayunamos fuerte y esperamos ansiosos a Víctor de Jaca para emprender la ruta hacia nuestro objetivo.

Iniciamos el trekking desde el Valle de Acumuer (1.100 m) disfrutando de los verdes parajes, después de 2h de pista bordeamos el río y tomamos el sendero para el Ibón de Bucuesa (2124 m) pasando por la Faja de la Pala con una gran caída a nuestra derecha, rápidamente llegamos al Ibón, nos tomamos unos minutos para reponer fuerzas y empezar la trepada del último tramo hacia la cumbre. Después de 1h aproximadamente de partir desde el Ibón, llegamos al collado, a los pies ya de la inesperada cima, bordeamos la cresta para atacar la cumbre por su cara norte, después de un paso un poco expuesto, por fin coronamos!

Disfrutamos de unas fantásticas vistas de este a oeste a Monte Perdido, Vignemale, Balaitús y Midi d'Ossau.

Nos disponemos a descender por la arista este quedándonos de frente el vasto macizo de Peña Retona, en una 1.30 h aproximadamente bajando por la tartera, llegamos a una estrecha canal por la cual descenderemos y llegar de nuevo al Valle de Acumuer.

Después de 12 h de una larga ascensión y 1.500 metros positivos de desnivel, llegamos al punto de partida donde disfrutaremos de un fantástico banquete lleno de compañerismo y armonía.



Agradecimientos al compañero Jesús Vallés por su hospitalidad y compañía.

Circo de Canals.


Canal de acceso a la faja.


 Javier.


Faja de la Pala. Camino al ibón de Bucuesa.


Bordeando la Peña Somola.


Ibón de Bucuesa.


Inicio cresta oeste.


En la cresta oeste de la Pala Rayos.


Travesía horizontal.


Canal empinada.

Cerca de la cumbre.


Tramo de IIº

Torreón final.

Pala Rayos (Partacua) 2.646 m.

Banderas de oración.

El grupo al completo en la cumbre.



Cena y tertulia en el refugio Cicutar (Acumuer)



HAYEDO DE OTURIA. 30 ANIVERSARIO DE SU SALVACIÓN (ESTUVO A PUNTO DE SER CONVERTIDO EN CARBÓN VEGETAL PARA BARBACOAS)



sábado, 22 de octubre de 2016

SUEÑO VERTICAL. "ABRAZO AL VACÍO". MEDIOCRIDAD Y TALADRO EN LOS ABISMOS DE PEÑA RUABA

En 1961 Rafael Montaner y José Antonio Bescos escalaron el Diedro Nordeste de la Peña Ruaba (línea roja) con un vivac en pared y otro en la cumbre. En 1977, una cordada compuesta por Jesús Bernal, Amador Coscolla, Fernando Orús y Jesús Vallés, y tal vez otro escalador más cuyo nombre no recuerdo, consiguimos la primera repetición. Esta segunda ascensión se desarrolló con mayor rapidez, y a pesar de no encontrar colocada ni una sola clavija solo nos costó siete horas. 


 Gran Diedro de Peña Rueba, escalado en 1961 y 1977 (línea roja). Se desconoce si ha tenido alguna otra repetición. Unos 50 metros a la izquierda (sur) del Gran Diedro se yergue un pilier bastante marcado y definido. Este filo bastante erguido y que se interrumpe a dos tercios de su altura, ya fué escalado en los años 70 por cordadas madrileñas a pesar de no finalizar la parte final (Rodolfo Assas, Santiago Hernández, y otros). Esto no impidió a los taladradores oportunistas de Sendero Límite  perforar e instalar su itinerario de bajo riesgo al que pomposamente denominaron "Espolón del Gállego" (ver foto de arriba), que por su civilizada exposición ha tenido un gran éxito entre los escaladores actuales, poco amigos del aseguramiento precario y del pitonaje improvisado.
 Los primeros cien metros del Gran Diedro de Peña Ruaba nos ofrecieron una seria resistencia, (A2/ V sup). Al alcanzar la fisura de sabinas en extraplomo la progresión deja de ser peligrosa pues estos arbolitos constituyen un estupendo seguro (60 metros, V, mantenido). Más arriba el fondo del diedro se hace terroso y musgoso pero es posible alcanzar, a la derecha, el espolón norte en una sencilla escalada de IVº hasta la cumbre. En mi opinión la vía original del Gran Diedro de Peña Ruaba es una gran ruta de 300 metros, con dificultad global de A2 y V superior, que exige gran destreza en el pitonaje y un sólido habito en la precariedad y la exposición. Por eso algunos grandes escaladores han fracasado en este itinerario que yo compararía en dificultad con la Vía de Verano al mallo Pisón.
"Abrazo al vacío" de los pretenciosos "Sueño Vertical" es un "building" (instalación de parabolts) artificiosa y artificial, carente de lógica en su línea caprichosa por una pared que sería imposible de escalar sin el taladro industrial. "Abrazo al vacío" constituye una agresión a la Peña Ruaba por parte de unos tipos que escalan más lentos que el caballo del malo en las películas, según acreditan ellos mismos al relatar que les ha costado "varios días" de perseverante "trabajo" dejar lista para el consumidor, como una especie de "pret a porter", su "nueva" vía..
En 1977 escalamos esa pared en siete horas. 39 años más tarde, apuesto que Sueño Vertical ha invertido como mínimo siete días. Esa es la evolución de la escalada hoy en día. Se impone la mediocridad perseverante, la constancia taladrante, el parabolt dominante, frente al estilo clásico de antaño:  escalar rápido,  listo y ligero. 

Con esta nueva construcción, el infame equipo de Jesús Sánchez continúa arruinando el patrimonio histórico de la escalada en Aragón. Vías geniales, espléndidas, de ambiente y compromiso, (cara norte del Águila, Vía Ursi, etc..) que nos legaron nuestros pioneros, están siendo trilladas de chatarra, despojadas de su severidad y exposición, convertidas por el taladro industrial en un parque de aventura vertical. Seguro que pronto la F.A.M le concederá algún premio a "Sueño Vertical".
Al tiempo..


 
HAYEDO DE OTURIA, TREINTA ANIVERSARIO DE SER SALVADO DE LA TALA PARA CONVERTIRLO EN CARBÓN VEGETAL




ESTAMOS EN OTOÑO: ¿A QUÉ ESPERAS PARA PONERTE A SEMBRAR BELLOTAS DE ROBLE Y ENCINA?


 En nuestras salidas al campo podemos recolectar algunas bellotas, ya sean de roble o encina, y sembrarlas en la linde de un sendero desarbolado o cualquier terreno baldío que no vaya a ser ya cultivado. Será suficiente con enterrarlas dos o tres centímetros y cubrirlas con un poco de tierra y hojarasca. Las lluvias harán el resto y algunas bellotas germinarán y enrraizarán poblandose estos lugares con jovencitos "quercus".

 En el norte de la provincia de Huesca podemos encontrar  hermosos robledares (cajicares) con más de 500 años de edad. Los paisanos han sabido hacer un juicioso aprovechamiento de estos bosques realizando podas cuidadosas para obtener leña y destinando esas dehesas al apacentamientos de vacas y bueyes de labranza. En la foto podemos apreciar uno de estos viejos robles, finca "La Liena" (Javierre del Obispo)

domingo, 16 de octubre de 2016

CASTORE 4.228 m, MI PRIMER CUATRO MIL.

Martín Moliner
(Valencia)



Desde que comencé a conocer la naturaleza y en especial la montaña, me ilusionaba llegar a la cima y mientras mas alta fuese y mayor hubiese sido el esfuerzo mejor me sentía al alcanzarla. Más tarde, comprendí que este es el principio fundamental del montañismo y de las personas que nos apasiona el terreno alpino.

Aún me acuerdo del día que conocí a Jesús por el cual sentía una gran admiración ya que, mi padre me explicó que había subido grandes montañas de las cuales solo había oído hablar en libros y me parecían inalcanzables en especial el Mont Blanc, en aquel tiempo considerado el punto más alto de Europa con sus 4.809 mts. Esa admiración me hizo disfrutar de las excursiones y pequeñas ascensiones asequibles que hicimos con él a la vez que, a mi temprana edad me hacía sentirme un montañero más, despertando en mí la pasión por este deporte.

En los Pirineos, cada verano con mis padres, realizábamos ascensiones a diferentes picos en los cuales comencé a aprender y a saber desenvolverme con soltura en ella obteniendo una pequeña experiencia base, para, en un futuro, poder aumentar el nivel. Pasaron los años y después de alcanzar la cota 3.355 con el Monte Perdido y varios tresmiles asequibles del pirineo, mi familia me informó del proyecto de viaje a los Alpes con Jesús. Esto me ilusionó muchísimo ya que el proyecto incluía ascender a varios cuatromiles lo cual me volvía loco.

Siempre había visto los Alpes como un nivel muy alto y superior a los Pirineos, como una cordillera con una larga historia de ascensiones épicas a la vez que grandes tragedias, esto me excitaba. Por fin llegamos a Gressoney donde nos encontramos con Jesús y nos explicó las variaciones de las excursiones respecto lo inicial por el tiempo y la dificultad de algunos pasos como el Naso el cual en estas épocas del año se encontraba con una pared de hielo muy técnica y peligrosa para mi nivel de experiencia en hielo. Estaba viviendo un sueño, desde esa noche estaba nervioso por la primera ascensión al refugio Quintino Sella, de la cual había visto fotos y la ferrata por una pequeña cresta me daba bastante respeto puesto que de más joven había tenido momentos de bastante miedo por los pasos aéreos. Una vez allí, la ilusión y la pasión me hizo transformar el posible miedo en placer, disfrutando de cada paso por aquella preciosa zona, que solo permitía la admiración de quien se hallaba por allí.
Al llegar al refugio la sensación de nervios agradables aumentaba ya que el día siguiente estaba programada la ascensión a mi primer cuatromil, el Castore, del cual también había visto fotos y me transmitía gran respeto por su cresta final bastante aérea en las fotos, aunque mi padre y Jesús la consideraban, antes de la ascensión, un cuatromil asequible perfecto para mi escasa experiencia en nieve y hielo. La altura se hizo presente durante la tarde en la que no me sentía cómodo del todo y la cabeza presentaba un dolor suave, pero constante, que aumentaba la sensación de incomodidad. Aún así, la acogida del refugio y las únicas e impresionantes vistas del atardecer a 3.585 mts desde Quintino Sella disimuló el pequeño mal de altura ayudando a la aclimatación. Era mi primera vez en un refugio. También me hizo disfrutar del viaje ese primer contacto con el mundo casi profesional del alpinismo, que solo había visto en películas, e hizo aumentar mi exaltación y motivación de cara a la ascensión de mi primer cuatromil. En el refugio respiré por primera vez una sensación de profesionalidad y seriedad de los montañeros que agrupados con sus guías o entre grupos de amigos planeaban y comentaban la ascensión del día siguiente. Las caras rojas quemadas por el sol reflejado en la nieve, con las marcas de las gafas para la ventisca o el sol, reinaban la sala de estar del refugio, donde la multitud de idiomas hacia del refugio un popurri de culturas y países enriquecedor para cada uno de los que nos encontrábamos alli.

La noche fue larga ya que, conciliar el sueño a tal altura no fue tarea fácil. Con una suma de 5 horitas en total aproximadamente, a las 5,30 de la mañana bajamos a desayunar. En ese momento, viendo el despliegue de material de los diferentes montañeros, las caras de concentración y algo de respeto, puesto que algunos pretendían adentrarse en la ruta de los Lyskamm, me hizo darme cuenta que estaba entre profesionales del alpinismo y me hizo sentirme uno más. Disfrutando de esa sensación algo mezclada con sueño, sobre las 6,30 con la primera luz del sol comenzamos la ascensión en último lugar respecto el resto de cordadas que tenían el mismo objetivo. Aprovechamos así, para disfrutar de una buena y marcada huella que nos permitió ascender con facilidad pasando varias cordadas multitudinarias hasta llegar al comienzo de la cresta, donde hicimos la primera parada para abrigarnos y echar alguna foto. Estaba muy emocionado, a la vez que veía la rapidez con la que se aprende en las escasas horas que llevaba en los Alpes. Las posibles grietas habían rondado la cabeza de Jesús durante la subida al refugio, preguntando a los que bajaban por la ascensión al Castore para asegurarse de la seguridad en forma de huella marcada. Yo nunca había visto una grieta en un glaciar en persona ni tampoco me había despertado preocupación en los Pirineos puesto que, nunca había hecho excursiones exigentes en invierno. Esto aumentó mi concienciación del nivel en el cuál estaba codeándome. 
Las grietas durante el glaciar fueron inexistentes aunque en la ascensión desde el refugio Gnifetti me cansaría de verlas hasta cuando visitabas el baño del refugio e incluso hasta sortearlas en el final de la ascensión de los últimos días. Comenzamos la cresta del Castore una vez remontamos el Felikjoch (4.093). La cresta del Castore superó las expectativas de mi padre y Jesús, y a mí me hizo perder el miedo a los pasos aéreos, disfrutando de la cresta y de las vistas. Se hizo necesaria la concentración por las pequeñas ráfagas de viento que nos envolvían y nos recordaban que nos encontrábamos a 4000 mts e intentábamos subir el Castore. Desde ella, vimos la pared de hielo del Lyscamm occidental aparentemente inexpugnable (desde mi visión inocente) en la cual había una cordada de unos 5 valientes que consiguieron superarla y se adentraron en la cresta para conquistar el oriental.

Finalmente, llegamos a la cima del Castore con una vista preciosa del Cervino que me emocionó. La cima no era muy amplia y se encontraba en pendiente por lo que la concentración seguía muy presente aunque la sensación indescriptible de felicidad, me hizo recordar aquel momento como uno de los mejores de mi vida que siempre recordaré.

Y por fin, había conseguido mi primer cuatromil, el Castore con sus 4.228mts.

Para terminar con este relato quiero agradecer a Jesús su amabilidad para llevarnos a tal sitio y confiar en nosotros a la vez que por hacerme descubrir en gran parte este mundo tan apasionante como es la montaña.  


Martín Moliner Fran  Septiembre 2016




ACUMUER-VILLANÚA, RECUPERANDO EL CAMINO
 Un antiguo camino conecta los pueblos de Acumuer en el valle del Gállego (Aurin) y Villanúa en el valle del Aragón. Está muy cerrado por la maleza pero es de gran utilidad para ascender al pico de La Espata desde el valle del Aurin. Hemos empezado a cortar y desbrozar. La tarea se prevée larga y fatigosa pues para llegar al tajo ya echamos hora y media de marcha.


 Al fondo la Peña Retona 2.771 m, cumbre de Partacua.

 Serramos gruesas ramas de pino y podamos enebros y bojes. Acabas agotado y luego hay que regresar hasta Acumuer. Nos gustaría que estuviera listo antes del invierno para poder subir con raquetas al monte Bacún, 2.189 m.



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jueves, 6 de octubre de 2016

EL TALADRO DOMESTICA LAS MONTAÑAS Y VUELVE MIEDOSOS A LOS ESCALADORES. ¡DEMOSTRADO!

ASPE.
Pico Aspe visto desde el norte. Por la cresta, de izquierda a derecha, transcurre la famosa Arista de los Murciélagos.

¿Como es posible que un expertísimo escalador y alpinista con un insuperable palmarés de vías en los Pirineos, los Alpes y los Andes, no sea capaz ahora de superar un tramo de IV en los Pirineos?
Muro intermedio en la Arista de los Murciélagos al Aspe. Son 30 metros bastante verticales. Cinco viejos pitones aseguran este bello largo. Resulta sorprendente que un experto y veterano escalador sea incapaz de superar este muro de presas compactas y espaciadas (IV)
La explicación está en que durante los últimos años, este alpinista frecuenta constantemente vías ferratas y de parabolts lo que le incapacita para hacer escalada clásica de aventura. No puede ser muy difícil cuando yo mismo repito esta vía casi todos los veranos.


PIZ BERNINA.
¿Cómo puede ser que unos jóvenes escaladores checos que hacen 6b se queden paralizados de miedo en la Cresta Fortezza al Bernina solo por un poco de nieve?

Pensé que era una buena idea no ir sólo por el glaciar y les ofrecí acompañarme. Pero resultaron incapaces de superar unos pasos de II y III, yendo de segundos. Tuve que rapelar, descender con ellos y renunciar a la cumbre. Su pregunta angustiosa era siempre la misma: ¿Dónde están los parabolts? Estaban paralizados por el miedo. Sin los parabolts eran incapaces de subir.





OSSAU.
En amarillo pilier sud (E.D inf). En rojo cara sur este (A.D sup)


La cara sur este del Grand Pic du Midi d´Ossau (Ollivier-Mailly, 1938) es una ruta rápida e interesante catalogada de III sup. Yo la recorrí sin arnés ni casco hace unos pocos años con dos escaladores principiantes. Cuatro horas desde el refugio de Pombie hasta la cumbre del Grand Pic.
LLegando al Col du Piton, en la Ollivier-Mailly (S.E del Grand Pic)

Pero unos expertos escaladores de Zaragoza acaban de repetirla hace unos díasy han salido impresionados y aseguran que la vía es de V y V sup. LLevaban una foto con la ruta marcada. La vía es lógica y evidente. Imposible perderse, pero hay que afrontar tiradas de 40 metros sin ningún seguro colocado, ni siquiera en las reuniones. Pero los friends y los fisureros entran de maravilla!

Largo de salida en la sur-este del Grand Pic (IV inf)


¿CUAL ES LA EXPLICACIÓN?
RESPUESTA: Los escaladores que se acostumbran a escalar en vías aseguradas con anclajes parabolt desarrollan una dependencia que los incapacita para superar terrenos de aventura donde no hay instalados estos seguros homologados. Sufren inseguridad, miedo y temblores. Se agotan y todo les parece mucho más difícil. Siempre lo he dicho...
¡EL TALADRO ES LA MUERTE DE LA ESCALADA!




OTRO "RESCATE" (TRASLADO) GRATIS TOTAL.
Un montañero se despistó el domingo pasado en la subida al Monte Perdido por la ruta Punta de las Olas-Soum de Ramond, pasando de largo el acceso a la loma este del Monte Perdido, (corto tramo de IIº).
LLegando al hombro de los Esparrets se percató de que le era imposible continuar pues el abismo de la cara norte y su glaciar se desploman sobre el lago de Marboré y el Circo de Pineta.
El helicóptero del GREIM subsanó el despiste transportando al montañero hasta el aparcamiento donde tenía estacionado su vehículo. De esta manera tan simpática, y sobre todo económica, el montañero se ahorró una larga caminata de regreso de casi cuatro horas. ¿Estás cansado? ¡Pues llama al 112! ¡Así da gusto!



TORRE CADIER 3.021 m, FRONDIELLAS NORTE 3.072 m y CENTRAL 3.033 m. CRESTERÍO AL SUR DEL BALAITOUS.
La Torre Cadier es un peñasco muy picudo entre el Balaitous y las Frondiellas. Ha sido incluído en la lista oficial de los tres miles del Pirineo.
Para subir a la Torre Cadier, de aspecto escarpado, dejaremos a nuestra derecha el antiguo glaciar de la Brecha de La Tour, en la vía normal del Balaitous, trepando una canal franca y evidente (II) hasta una brecha al sur de la Torre Cadier. Contorneando por el suroeste ganaremos una crestilla con roca compacta y algo musgosa hasta la cima, corto paso de III sup.
Allí perdió la vida, hace cinco años, un montañero que iba en solitario. Nosotros hemos preferido asegurar este tramo expuesto. En la foto, Víctor destrepa en último lugar.


En la cima de la Torre Cadier con Nahum. Hemos subido "a pelo", pero lo delicado siempre es bajar. Por suerte tenemos una bonita cuerda que recuperamos en el Midi d´Ossau hace unos años. Alguien había abandonado y se le atascó.



Hasta la Frondella norte (dos puntas) ya no hay dificultades. Flanqueo y trepada por bloques (II). Abajo se divisan los lagos y el Pico de Arriel. Descenderemos por el corredor Ledormeur, al oeste de la cresta Bondidier hasta el refugio Respomuso y luego valle abajo hasta La Sarra. Han sido casi diez horas y 1.600 metros de desnivel acumulado para las cuatro cimas.
Ver reportaje fotográfico de Victor:
https://plus.google.com/114471730280511719484/posts/Zz3xc861wz5

sábado, 1 de octubre de 2016

PIC DE COMA LO FORNO 3.029 m. LÉRIDA (BOÍ)


Con los compañeros Pep de Barcelona, y Jesús de Lérida, arrancamos desde el embalse de Cavallers (1.700 m), directos desde la presa por el abrupto y enrevesado sendero del Pas de l´Os. Se gana altura rápidamente y pronto alcanzamos los magníficos contrafuertes de placas graníticas, bastante acribilladas de parabolts a pesar de ofrecer estupendas fisuras y recursos de protección manual. Las nieblas enmascaran los relieves y flaqueamos en horizontal hacia el norte para cambiar de vertiente pues en esta ruta nos encontraríamos al final un espigón vertical de 20 metros que ya me tocó escalar solo y sin cuerda (IV) hace quince años.
Después de una fatigosa travesía aparecen los hitos y los estanys de Coma lo forno y Glaçat (2.700 m). Se nos va haciendo tarde, ya llevamos cuatro horas y nos quedan más de 300 metros todavía de subida, los más duros y escarpados. Es una garganta de bloques inestables y luego un corredor con resaltes de roca cubiertos de dos dedos de nieve fresca. Jesús Aguado decide esperarnos y reservarse para el largo descenso. Pep me sigue a su paso y lo voy animando. Por fin ganamos la brecha luminosa que da vistas a los estanys de Gemena y en unos minutos de cresta fácil alcanzamos la estrecha cumbre del Coma lo forno, el punto más alto del grupo Besiberris-Comalesbienes. El día se ha ido aclarando y ya no lloverá.



En la cima hay una placa.


Al fondo, el Besiberri nord (3.014 m)

Pep (Barcelona)

Hay que descender con sumo cuidado por los grandes bloques y nos reunimos con Jesús para trazar una larga horizontal bajo el Besiberri sur y ubicarnos en el estany de Malavesina (2.500 m) donde el camino ya está bastante marcado y en un rápido descenso nos deposita en la cola del embalse de Cavallers. Han sido nueve horas y media y Jesús acepta que se ganó un premio imprevisto en su semanita de vacaciones con Costa Cruceros: 8 kilos de sobrepeso!!

Jesús Aguado, un poco más "robusto" de lo normal, je, je..

Jesús y Pep, dos buenos compañeros.