martes, 30 de julio de 2019

ASPE 2.646 m. ARISTA DE LOS MURCIELAGOS

¿Qué se puede decir del Pirineo aragonés? Hoy la arista de los murciélagos, el Aspe, Jesús Vallés y Óscar Mongay, preciosa cresta. Montaña leída y vivida desde la experiencia, el cariño y el conocimiento profundo. Hemos pasado el miedo necesario, gracias Jesús por compartir y confiar. Un día muy especial, un abrazo.
Puri




Desnivel total: 1.000 m desde Candanchú. 300 metros para la arista. Dificultad general IIIº y IVº. Viejos pitones aseguran los pasajes clave.  Roca excelente en los tramos difíciles. Hemos escamoteado el primer resalte por el sur evitando la incógnita de un comienzo difícil para Puri y Oskar en su primera escalada y también para mí, pues han de aprender a asegurarme. Ampliar imágenes haciendo click.




Gran Gendarme de la arista de los Murciélagos. Pasaje clave. 30 metros en IVº

Salir de la placa hacia la derecha en una oposición delicada por la calidad de la roca.


Puri y Oskar suben sin pestañear.

Rápel de 15 metros.

Inicio fácil del torreón final (IIIº)
Reunión en dos pitones. Puri y Oskar.


Este largo de cuerda es un poco enrrevesado pero de gran belleza, 30 metros en IVº.

Puri y Oskar en el filo superior de la arista.

Roca compacta y adherente (IVº). Tramo aéreo.

Aspe 2.646 m. Puri y Oskar contentos bajo un refrescante chubasco.

Tanto Puri como Oskar han acreditado una excelente condición física e instinto para la escalada. Ampliar imágenes haciendo click.


Puri (Barcelona) y Oskar (Sabiñánigo) están contentos tras su primera escalada en los Pirineos. 21 de julio de 2019.


Oskar y Jesús. Al fondo Tortiellas Alto y la vertiente norte del Aspe. A la izquierda se recorta el perfil escarpado de la famosa Arista de los Murciélagos.

Puri está feliz. En amarillo la Arista de los Murciélagos (Rabadá, Montaner y Bescós, verano de  1957) En azul vía Edil (Rabadá y Navarro, enero de 1963) En rojo, Espolón norte (Estaún y Vallés, septiembre 1977) Ampliar imagen haciendo click.


sábado, 27 de julio de 2019

PEÑA MONTAÑESA 2.291 m. ARISTA NORTE

Subimos andando desde Ceresa, no vamos a pagar tres euros ni de coña por quitarnos hora y media de aproximación y otro tanto a la bajada, ja, ja! Cara norte y en rojo el trazado de la arista norte vista desde la Collada Ceresa. Abierta en 1957 por Carrete y Font, son 400 metros de desnivel. Cotación IV inferior.  Hasta el límite superior se sube trepando en IIº. Para llegar al inicio de la escalada nos ha costado tres horas. Ampliar imágenes haciendo click.

Alberto Sierra arranca en cabeza. Tenemos un pilar fisurado en III sup y IV que se yergue durante un centenar de metros. . Escalamos los tres en "ensemble" y el terreno es delicado por que hay que chequear una por una todas las presas de manos y pies. Filo aéreo, movimientos mezcla de atléticos y equilibrados. Alberto coloca friends, pitones de roca y fisureros. En el paso más difícil hay un viejo féretro.

Antonio y yo escalamos con cautela. Prohibido caerse. La cuerda provoca la caída de algunas piedras. Alberto nos advierte a gritos. Son del tamaño de una impresora. Nos aplastamos bajo un abombamiento. Momentos de gran peligro. Es la primera causa de accidente en escalada clásica.

Me asomo y compruebo que Antonio está ileso. Proseguimos pendientes de las advertencias de Alberto. La arista norte se hace muy poco. Hay muchas zonas fragmentadas e inestables. Con franqueza he de decir que la mala calidad de la roca me impide disfrutar de la escalada. Ampliar imágenes haciendo click.




Sector más tumbado.




La arista tumba. Hay un clavo nuevo más arriba, innecesario ya. Continuamos más relajados pero inspeccionando meticulosamente las repisas y agarres. Alberto sigue el filo buscando, en vano, la roca más compacta. El día es perfecto y la temperatura agradable. 18 de julio de 2019.

Alberto Sierra y Antonio Megía en la Peña Montañesa 2.291 m. La escalada ha ido rápida, dos horas para la arista norte. Cinco horas desde Ceresa. Desnivel: 1.300 metros. Andando desde abajo. ¡No a la motorización del montañismo!

Jesús Vallés y Alberto Sierra.

Descenso por el empinado canchal pedregoso hasta el sendero que nos deposita en la Collada Ceresa. Antonio, un ciclista BTT de Jaen viene de Labuerda y contornea las estribaciones del Cotiella para regresar por Viu, Campo y Aínsa. Nos pregunta qué opinamos del "plan" de sus amigos alpinistas de llevarlo a las Crestas del Diablo. Teniendo en cuenta que Antonio es novato total en escalada y alpinismo, nos parece una imprudencia peligrosa pues esa cresta requiere mucho hábito en movimientos atléticos y maniobras laterales. Le advertimos que es un filo horizontal con abismo a ambos lados y que si se cae puede quedar suspendido en el vacío sin que sus compañeros puedan auxiliarlo. Le recomendamos que vaya a la Gran Facha, más adecuada para un principiante, ja, ja!


Pronto estamos en Ceresa y vamos a comer a Laspuña. Buen platazo de patatas con carne y pimientos. Lástima de las peligrosas piedras que nos han pasado rozando nos han dejado una impresión negativa. La arista norte de la Peña Montañesa requiere una sólida experiencia en terrenos de aventura. Cero equipamiento, perdón había un viejo féretro y una V nuevecita que no he podido sacar por no llevar martillo, ja, ja!

sábado, 20 de julio de 2019

PENE ESPERRACADE 2.828 m. EPERON NORD (RAVIER 1963) PRIMERA ASCENSIÓN ESPAÑOLA Y PRIMERA ESCALADA DE MARTIN MOLINER (20)

Pene Esperracade 2.828 m, macizo de Neouvielle. Eperon nord (Jean y Pierre Ravier 1963) La ruta más lógica y elegante sigue el filo del espolón. Son 300 metros de desnivel y unos 450 metros de longitud. Cotación general III/III sup. Cero equipamiento. Roca a menudo  imprevisible. Aventura total.  Aproximación desde el Valle de Estaragné. Retroceder unos quinientos metros y tomar un sendero directo y empinado que desemboca en el valle mineral de Bassia Gran flanqueado por los picos Bugatet y Méchant con la Pene Esperracade en el centro. La roca predominante es el esquisto con vetas graníticas. Dos horas. Ampliar imágenes haciendo click.


El espolón norte de la Pene Esperracade es la número 76.

Largo en el zócalo de entrada, el más expuesto. Los pies de gato patinan en una amplia canal de hierba, muy empinada y sin posibilidades de aseguramiento. Por fortuna la hierba da paso a una roca más sólida, mezcla de granito y esquisto, donde se pueden colocar protecciones.

Enseguida que podemos nos encaramamos al filo del espolón. La roca mejora y tiene hermosos agarres. Hay que chequear cada presa de mano y cada punto de apoyo para los pies. Nuestra cordada de cuatro avanza con calma y constancia. Serán cinco horas para escalar el espolón. Necesitaremos unos diez largos de cuerda a 45 m.


Sección aérea y afilada. Atlética pero con buenos pitones de roca para proteger este tramo espectacular y divertido (III sup) al principio. La cosa empeora después, al final del largo, al empinarse la cresta de roca más fragmentada. Hay que arriesgarse y colgarse de bloques que "suenan"  de modo inquietante. Ampliar imagen haciendo click.

La ruta prosigue ahora por el filo bien definido y elegante (III) en la parte más bonita de la vía, hacia la mitad del espolón. LLegaremos a un hombro. La continuación es evidente buscando el filo de esquisto rugoso cubierto de liquen. Esta ruta se hace muy poco, pero es más difícil que las famosas aristas Ferbos y Trois Conseillers.

Pasaje vertical, afilado y mantenido (III sup) última dificultad del Eperon nord de la Pene Esperracade. Una vez superado observamos que puede ser evitado por una canal herbosa que hay a la izquierda. Pero lo más elegante es sin duda el filo directo hacia la cumbre. Vale la pena.


Última brecha. El espolón se tumba y la cumbre ya está cerca. Se acabaron las dificultades pero el terreno de hierba y rocalla exige aún mucha atención.




Pene Esperracade, 2.828 m. Martín, Manolo y Jesús. Foto Marisa Bergua. 11 de julio de 2019. Es la primera ascensión española a esta ruda y áspera ruta Ravier del Pirineo central. Martín ha vivido hoy su primera escalada. ¡No está mal para empezar, ja, ja!


Cresta de bajada.



Couloir peligroso.



Esta ha sido nuestra ruta en el Espolón norte de la Peña Esperracade.

Para el descenso hemos seguido la cresta oriental, franca pero aérea y afilada en ocasiones, hasta un gendarme prominente antes de la brecha Bugatet. Cortos pasos de II y III con caída mortal, roca monolítica con líquenes amarillos. Las presas son francas. Hay repisas. Se pasa sin gran dificultad. Descender por la margen izquierda, hierba, de un angosto couloir de roca inestable cuyo tramo final en chimenea es obligado destrepar. Desemboca en la gran canal que desciende del Col de Bugatet  al valle mineral de Bassia Gran. Localizar la traza a la carretera a Cap de Long. 3 horas.


Mi primera escalada
Mi experiencia en la montaña durante mis 20 años me ha brindado momentos únicos y mágicos. Cuando empezaba, a temprana edad, a subir pequeñas montañas y haciendo senderismo por Pirineos siempre era feliz, eso provocó varias recaídas cada verano. Esto fue posible gracias a mis padres que me dieron la posibilidad de descubrir este mundo tan extraordinario. Recuerdo alrededor de los 7-8 años, edad en la que seguía a mis padres sin saber a dónde nos dirigíamos, comenzar a caminar al principio de la jornada y observar un majestuoso pico, en ese momento sentía la ilusión de que fuera el objetivo al que nos dirigíamos, cuando preguntaba tímidamente a mi padre si era allí donde quería subir y su respuesta era afirmativa, en ese momento, me llenaba de felicidad. Al crecer y seguir visitando cada verano la cordillera, comenzamos a subir el nivel intentando coronar picos con algún grado más de dificultad o rutas con más picante. En esa etapa, me surgió un miedo desmesurado a algunas zonas con algo de pendiente o ligeramente aéreas, lo cual me preocupaba, al pensar que nunca sería capaz de escalar o llegar a picos emblemáticos que, desde pequeño, despertaron unas ganas salvajes por disfrutarlos. Por suerte, fue una etapa y conforme fui creciendo, cada vez disfrutaba más de las zonas donde había que trepar o desfilar por aristas aéreas.

De camino hacia el Pirineo en este viaje exprés, mi padre me comentó la idea de realizar una escalada al día siguiente con la prestigiosa compañía de Jesús. En ese momento, me invadió un sentimiento de tensión y nerviosismo agradable que me hacía querer que pasara la noche rápidamente para empezar la jornada. Después de una noche llena de paz, a la luz de las estrellas, en el aparcamiento del valle del Estaragne preparamos las mochilas con el material y comenzamos a caminar hacia el pene Esperracade. A través del bienestar que me proporcionaba la naturaleza, y la tensión de la previa a la escalada, iba caminando pensando en lo que me podía encontrar más arriba y preocupado por si estaría capacitado para solventar la vía. Al fin, conseguimos llegar a la base de la arista y el sonido del material y las cuerdas aumentaba la tensión en mí, lo cual me hacía realmente vivir la situación. Hubieron dos pasos en los que, desde abajo, no me terminaba de ver superándolos pero, en el momento, la motivación intrínseca de la montaña y la seguridad total de la cuerda me permitió alcanzar la reunión. Jesús abriendo la vía me dejaba fascinado con su destreza y, disfrutando de cada largo, llegamos a la cima del Esperracade. La satisfacción se apoderó de mí y una sensación de libertad me hizo sentirme en el nirvana por unos momentos. Siempre había deseado escalar, pero me daba mucho miedo no estar preparado para ello, el haberlo conseguido en mi cordillera favorita y con la compañía de mi padre, que nunca me falla, lo hace aún más especial. Mi primer cuatromil en los Alpes ya fue una marca para mi vida, donde Jesús ya fue partícipe, y ahora esta primera escalada también viene de su mano, por lo que solo cabe agradecerle enormemente enseñarnos y descubrirnos las maravillas del alpinismo. Conocí a Jesús con escasos 10 años y hoy, después de 10 años puedo destacar la gran admiración y aprecio que siento por él, gracias amigo. Cada momento en la montaña es único y para mí, es un mundo diferente donde se dejan los problemas, preocupaciones y estrés a un lado, para liberarte y disfrutar.
La primera vez siempre es especial, en la montaña también se cumple, por todo ello, mi primera escalada ha marcado mi vida.

Martin Moliner (Valencia)

lunes, 15 de julio de 2019

MIGUEL SEVIL, EL GARY HEMMING DE LOS PIRINEOS

Miguel Sevil (Zaragoza 1956) en el Filo del Cuchillo, Riglos.

Con jersey blanco entre Jose María Martínez Barcos y el Gavilán. Mallo Pisón.

Lacq de Peyreget. Luis Samaniego "Pistolas", Manuel Alcolea, Javier Urcina "Suizo". En el centro, de azul, Miguel Sevil. A la derecha Lalo Prado.

Con el Suizo y Julio Porta. Miguel Sevil, de blanco, entre Jesús Ibarzo (+)  y Francisco Carnicer. Miguel nació con un talento natural para la escalada.

Miguel, entre Goyo Martínez Villén y Fernando Orús. Alejandro Cortés al fondo. A la derecha, Antonio Olloqui y Jesús Vallés.

El alpinista norteamericano Gary Hemming. Un bohemio genial autor de difíciles itinerarios en el macizo del Mont Blanc. Rescató, salvándolos de una muerte irremediable, a dos escaladores alemanes bloqueados en la cara oeste del Petit Dru.
Justo a la izquierda del desprendimiento discurre la vía Directa Americana de John Harlin y Gary Hemming. Hemming no tuvo en la vida cotidiana la misma suerte que en sus rescates y performances alpinas. Murió en un oscuro incidente todavía sin aclarar.

En el circo norte del Ossau se yergue el Pilier de l´Embarradere. Miguel Sevil fue el primer escalador de Aragón que consiguió repetirlo. Con Fernando Orús, 1977.


Espolón norte de Peña Rueba (Barcos-Sevil, 1976) abierto en escalada libre, sin vivac ni preparación. Una ruta elegante y formidable que todavía no ha sido repetida.

Quienes conozcan a Miguel Sevil, su trayectoria vital y las serias dificultades que ha enfrentado, reconocerán cierto paralelismo con el malogrado Gary Hemming. Por fortuna Miguel está vivíto y coleando, ja, ja!

viernes, 12 de julio de 2019

MALLO LECHERIN 2.452 m. ¿PORQUÉ HAN DESAPARECIDO LOS TRITONES?

Barranco del Rigüelo, fondo Valle
de Aísa. Aproximación por la G.R 13.


En rojo ruta de subida al Mallo Lecherín. En amarillo descenso en rápel.

Mallo Lecherin 2.452 m. 4 de julio de 2019. Contorneamos el torreón norte para buscar la brecha que permite encontrar la vía normal, evitando una cresta inestable y aérea. Ampliar fotos haciendo click. David, Félix y Jesús. Club de Montaña Pirineos. Hemos iniciado la ascensión en la Cleta al final del Valle de Aísa 1.450 m. Tomamos la G.R 13 hasta el collado de la Magdalena y flanqueando por encima del refugio López Huici  encontramos unas debilidades cómodas de subir en II y III.

Han colocado varios anclajes parabolt. Este cáncer del taladro se propaga sin cesar. Subimos a la cima que es un dado de caras planas y fracturado en cuatro cumbres separadas por brechas.

David y Félix llegan a la cima este. 

Ahora venimos de la cima principal, a la izquierda (N.O) hasta la instalación de rapel por la chimenea este, bastante vertical y difícil de subir (IV)


Selfie, temperatura agradable. David está contento.


Félix Escobar y Jesús Vallés. Al fondo el pico Lecherines desprovisto de nieve.

Serán dos rápeles de 30 metros. Bien instalados con viejos buriles y pitones.


David baja autoasegurado con su nudo bloqueador.



Ya estamos abajo y nos queda recoger el material y descender en diagonal hacia el collado de la Magdalena. Serán casi ocho horas entre la aproximación, un embarque que hemos tenido, la subida al Mallo, los rápeles y el sendero de vuelta.




Haremos un almuerzo y buscaremos, desesperadamente, un bar abierto en Aísa. Son las 17 h. Los dos que hay estarán cerrados. ¡En plena temporada!


Contorneamos los espolones de la Peña Riguelo.

Las tres cumbres del Riguelo. Pico, Mallo y Peña. Aquí nace el río Estarrún. Siento un fuerte apego por este coqueto rincón de los Pirineos. Crecí viéndolo desde Sinués, el pueblo de mi madre donde transcurrió mi infancia. En Borau el bar también está cerrado. ¡Increíble! ¡Menudo servicio!

Baño refrescante en la cascada de Igüer, cerca del refugio Saleras. No he visto tritones. Antes eran abundantísimos. No hay ni uno sólo. El Instituto Pirenaico de Ecología podría investigar cual es la causa de que estos anfibios hayan desaparecido del nacimiento del río Estarrún.