Tengo la satisfacción de expresar que a Su Majestad Felipe VI Rey de España no le deja indiferente la suerte que puedan correr el Pirineo y sus gentes, pero también, por fortuna, la vida salvaje, la pureza de las aguas, la oscuridad de sus cielos y el misterio de sus ruidos y murmullos. El Rey, al igual que su padre, Juan Carlos I, siente predilección por los Pirineos, porque conoce y valora cuanto dependemos de la cordillera para el bienestar de nuestra vida cotidiana, o cuando buscamos, en la ruda soledad de sus abismos y neveros, el reencuentro con nuestra madre la Naturaleza.
Gracias querido Rey Don Felipe VI
Lo mejor que pueden darnos los Pirineos es AGUA.
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