En los últimos 20 años, una docena de osas han sido asesinadas por cazadores fingiendo "legítima defensa", disparándolas a quemarropa cuando las osas, desesperadas al ver a sus cachorros acorralados por los perros, arremetían contra los cazadores que las estaban esperando. Así fue la emboscada a Cannelle en Valle de Aspe y parecido, del mismo formato, ha sido el reciente fusilamiento de la pobrecita osa solitaria, Sarousse, en el Turbón. Estos episodios no hacen sino poner de manifiesto que la sociedad tiene que encarcelar a unos cuantos de estos asesinos que disfrazados de cazadores exterminan, por su cuenta, y porque les da la gana, a las criaturas más valiosas de los Pirineos. Bien por el Gobierno de Aragón.
Cientos de pinares, por toda España, necesitan ser aclarados y aligerados de pinos. Hay que abrir descampados y espacios abiertos, y sobre todo introducir otras especies arbóreas, como robles, arces, serbales, fresnos, temblones, tejos y acebos. Esas nuevas praderas interiores favorecerán las maniobras de caza cuando los lobos recuperen esos espacios forestales del Alto Tajo y pongan orden en la superpoblación de jabalíes, corzos y ciervos. También llegará el lince. Espero.
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