GROSS FIESCHERHORN (GRAN CUERNO DE HIELO) 4.049 m. RAPIDEZ ES SEGURIDAD Y LENTITUD ES CONGELACIÓN Y MUERTE

 

Gross Fiescherhorn (Gran Cuerno de hielo) 4.049 m, al este del glacier Aletchshorn, una hermosa pirámide de formas esbeltas. La arista nordeste era nuestro objetivo pero ha amanecido con fuerte viento. Iremos a la vía de la cara oeste, más lejana y rebuscada que trepa por un glaciar lateral y unos corredores empinados que permiten ganar la cresta sur. Es la ruta del West Couloir. Ampliar imágenes haciendo click.

Las grietas y rimayas nos llevan hacia el empinado corredor 45/50º. Después, la arista es fácil (II) pero con una travesía aérea en nieve a 60º para bordear un gendarme. He estudiado esta ruta en la Guía de los "4.000" de los Alpes. Sin esquís ya casi no se hace por ser muy larga, enrrevesada y peligrosa. Pero siento que esta montaña me está llamando. Si no cometemos errores todo saldrá bien. ¡Vamos allá!

Ampliar imagen para apreciar las dimensiones de las grietas del glaciar que estamos remontando. Las tengo que memorizar para recordar a la bajada por donde hemos de esquivarlas. No podemos desviarnos ni un solo paso en el descenso. Acabaríamos en el fondo de una grieta, o congelados al anochecer cuando se desata la tempestad de viento y nieve. Estamos pues subiendo, pero lo más difícil será bajar.

Cima del Gross Fiescherhorn. Poca alegría. A pesar de ciertos requerimientos, desprovistos totalmente de amabilidad, estamos los tres ilesos. A la bajada el viento engancha la cuerda. He subir veinte metros  para liberar la cuerda y poder seguir bajando. Como sólo veo por un ojo (el otro me lo van a operar de cataratas), me he tenido que quitar las gafas, y lo pagaré con una dolorosa conjuntivitis. Niebla y ventisca en la cumbre. Por suerte la temperatura es buena y la nieve estará tierna.

He impuesto un ritmo de descenso alpino. Rapidez es seguridad. Si hubiéramos andado metiendo friends cada 20 metros nos hubiéramos quedado tiesos allí. Pero he asegurado en peñascos y pitones de roca y ha sido suficiente. Pendiente de 45/50º. Los hierros entran bien y hemos bajado el couloir con bastante diligencia. Bien se vale.

La niebla y la tempestad dificultan mucho encontrar la huella de subida, la única que puede permitirnos escapar de este laberinto de grietas. Mis compañeros descienden con lentitud, incluso se enojan  cuando les requiero que hagan un esfuerzo por caminar más deprisa. He memorizado las líneas de grietas y me aferro a la huella, casi borrada, para sortear, a veces subiendo, y otras bajando, esas simas tan hermosas como infranqueables. Poco a poco vamos dejando atrás los obstáculos y desembocamos en el gran campo de nieves eternas "Edwiggschnnefeld", totalmente plano y con muy pocas grietas. Ahora nos quedan tres horas de regreso. Al atardecer el sol se esconde y la temperatura desciende rápidamente. Como todas las noches, la tormenta de viento y nieve hará acto de presencia. Fuera del refugio es prácticamente imposible sobrevivir. Y nuestros pies están húmedos, así que debemos caminar deprisa si queremos conservar íntegros los dedos de los pies.

Catorce horas más tarde de nuestra salida regresamos al refugio Monchsjochhutte, ilesos los tres. Ampliar imágenes haciendo click. Decidirán marcharse al día siguiente en dirección a Interlaken dejándome sólo en Monchsjochhutte. Amablemente, Adrián me administra unas gotas de colirio ocular. Van a hacer senderismo. Pero yo me quedo aquí. No faltaré a mi compromiso con la Jungfrau.

Gross Fiescherhorn. Foto con tiempo despejado. Cara suroeste. Ruta del "couloir"

CONJUNTIVITIS. ME REGALAN UNAS GAFAS. NEVADAS Y CONVIVENCIA.

Adrián y Elena se han largado. La gente del refugio, Yann y su equipo, me administran colirios y patata cruda para mis ojos dañados por quitarme las gafas en el glaciar del Fiescherhorn, buscando la huella en el descenso. Gracias Patrick, Lou, Yo, Sergio, Yann, Lucas, Celine y Yasmine. Foto: Beatrice. Yann, el guarda, me regala unas potentes gafas Julbo. Valen 69 euros. Gracias querido Yann. Ya sabes que estás invitado a los Pirineos. Debes conocerlos. No te decepcionarán.

Tres días de constantes tormentas de nieve y mis ojos se recuperarán pronto de la conjuntivitis. Yann me regaló unas potentes gafas Julbo y me ha gestionado un guía para acompañarme a la Jungfrau. Gracias, Yann, sobrino. Conseguiré ascender esa bella y ansiada cumbre gracias a ti. Eres el guarda más amable y protector que he conocido. Hasta siempre Yann.