Mendoza (Argentina)
Pablo Alejandro Vega
Finalmente llegó el día, algunas semanas atrás le había pedido a Jesús la oportunidad de acompañarlo a que me muestre los Pirineos en alguna de sus excursiones, la cita sería el 28 de enero.
Ese día nuestro encuentro peligró debido a la meteorología adversa, el camino desde Zaragoza a Sabiñanigo estaba cortado por la gran cantidad de nieve que había caído, pero afortunadamente, lograron despejar la ruta y pude llegar a tiempo para encontrarme con Jesús a la hora acordada.
Luego de un café caliente nos recoge un vehículo 4 x 4, veinte minutos de viaje para llegar al refugio de mi amigo en Acumuer, en donde pasaríamos la noche. Lo primero al llegar, fue encender el fuego en la estufa, para calentar el acogedor refugio de piedra, luego una cena compuesta de sopa, huevos duros, patatas, salchichas y fruta.
Observo fotografías y leo un libro de los Pirineos por algún tiempo, después compartimos algunas anécdotas con Jesús y brindamos con vino por nuestras patrias, Argentina y España antes de ir a dormir.
Al día siguiente, a las 5:45 de la mañana arriba, Jesús ha salido a mirar el cielo, se ven las estrellas, nos ponemos optimistas porque a pesar de la alerta amarilla, al menos por unas horas podremos ascender sin nevadas. No hay tiempo que perder, me lavo la cara con nieve, un desayuno rápido pero energético y salimos al encuentro con la naturaleza aunque aún es de noche, nos ayudan unas linternas y la perrita Chucky de mi amigo que se orienta bien en la niebla.
Un rato más tarde se abren un poco las nubes y el sol se asoma, el mar de nubes queda bajo nosotros en el valle; esto promete. Ambos con piolets y raquetas puestas, subiremos por las crestas y ya no las soltaremos, una tras otra, hasta llegar al pico Canales.
Después de cuatro horas hacemos cumbre, en donde saco mi querida bandera Argentina para verla ondear a modo de celebración. No hay tiempo para relajarse, el viento es más fuerte y empieza a caer la nieve con más intensidad.
En el primer tramo del descenso usamos crampones debido a que había algo de hielo y era más cómodo y seguro.
Buscamos algún lugar despejado para comer nuestro almuerzo improvisado bajo los copos de nieve que siguen cayendo. Nuevamente nos colocamos las raquetas y emprendemos la marcha.
El paisaje es hermoso, pero el clima se convierte en nuestro enemigo permanentemente, voy enterrado hasta las rodillas en la nieve virgen recién caída, mis raquetas prácticamente se estaban convirtiendo en un par de suecos de hielo macizo y mis piernas empiezan a debilitarse rápidamente, Jesús en estado físico impecable aún, me quita las raquetas y me indica que camine detrás de él siguiendo sus huellas pisando la nieve un poco más compacta.
Así luego de casi once horas prácticamente sin descanso, logramos llegar al refugio nuevamente, muy cansado y con mis piernas anestesiadas por el esfuerzo; pero muy contento de haber conseguido el objetivo.
Ya en Sabiñanigo, le agradecí a mi amigo aragonés mucho por su invitación y por mostrarme su
tierra tan maravillosa. Llego la hora de despedirme, nos damos un abrazo fraternal y las últimas palabras mías fueron las siguientes: “nos vemos en Argentina”, (si el destino así lo quiere, en el
Cerro Aconcagua.
06:45 A.M salimos de casa con las raquetas puestas.
Ha amanecido gris, pronto nevará.
Collado Sarratiello, al fondo Peña Retona 2.775 m
LLega la borrasca, loma hacia el norte.
Ampliar foto haciendo click. Punta Canales 2.146 m. Pablito proclama el amor a su patria, Argentina y a su "dios" Messi, ja, ja!
Circo de Plan de Igüés, hemos acortado por el collado Petruso, no es cosa de que nos pille el temporal. Es pendiente y bajamos sin raquetas, con los crampones. Cruzando el torrente.
Pequeño almuerzo, cada vez nieva más y advierto a Pablo de que nos quedan casi cuatro horas de marcha. Calculo que en Plan de Igüés hay zonas con dos metros de espesor de nieve.
Esta es la pista del barranco Cicutar. ¡Ánimo Pablito!
¡Venga pelotudo, no te quedes atrás!
Las raquetas acumulan cepellones de nieve helada y pesan dos kilos cada una. ¡Pobre Pablito!
Abro huella corta. Pablo se demora, va lentito, ¡che, mendocino, listo pues!
Han sido once horas de circular cuando llegamos a Acumuer por el valle del río Aurin. Nuestra perrita Chucky infatigable compañera. La adoro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario