Desde el pueblo de Laguarta (Guarguera) tomar al oeste, primero llaneando, un sendero poco marcado señalizado con hitos y marcas de pintura amarillo y blanco, dirección Fiscal que enseguida gana altura, primero hacia la derecha y luego hacia la izquierda. No siempre es fácil de encontrar pero basta con seguir los hitos. Cruza dos arroyuelos hacia el oeste. Tras una hora de incertidumbres salimos a una pista y entonces ya no tiene perdida. Ampliar foto haciendo click.
Collado y cambio de vertiente. Ya se vé la Peña de Cancias. LLaneamos hacia el oeste y descenderemos por prados hasta un collado donde se juntan los caminos que vienen desde Laguarta (este), Borrastre (norte) y Gillué (sur)
Subir directamente hacia la cima, tasca, pinos, erizos, boj y pedregal. Una hora desde el collado hasta la cumbre. Es el tramo más empinado y fatigoso. Al fondo la Sierra de Guara.
Ya estamos arriba, solo faltan unos minutos hasta el vértice geodésico, el punto culminante. A la derecha el valle del Ara, a la izquierda (sur) el valle del Guarga. Chucky nos ha acompañado en este bonito día de otoño.
Francisco Perea, un gran amigo implicado en la conservación de los Pirineos. Ampliar imagen haciendo click. 22 de octubre de 2018.
OTOÑO DE SETAS. UNA ESTUPENDA COSECHA
El valle de la Guarguera puede depararnos bonitos escondites para entrar a saco, a cuchilladas. A navajazo limpio... ese es el único lenguaje que entienden los robellones. Tres cestas hasta arriba, ja, ja!
Con las macrolepiotas he probado a prepararme una sabrosa pizza de anchoas con ajo, tomate y cebolla. Todo a la brasa. ¡De rechupete!
Unos puntitos rojos en la pradera, cerca de los pinos... siempre llevaremos la cesta y la navaja preparadas.
Robellones, una hermosa lepiota y, posiblemente, clytocibe nebularis. Eso pienso. Consultaré mis guías.
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