domingo, 25 de noviembre de 2018

ESCALADA EN CALCENA


Ricardo Martinena, alias "Ateno" se calza los pies de gato y se coloca el arnés resoplando con dificultad al pie de la canal, vía normal de las Peñas de Calcena, que vamos a subir. Somos amigos casi desde hace cincuenta años. Ricardo fue un alpinista experto que se desenvolvía con soltura en la nieve, la roca y el hielo. Siempre se comportó con camaradería y solidaridad. A ver si subimos esta peña, eh!

La roca es compacta, conglomerado calizo de buena calidad. Magníficos agarres permiten trepar con rapidez y en un plis plas nos ponemos a 40 metros de altura. La dificultad general es IIIº asegurado con abundantes anclajes parabolt que de momento preferimos no utilizar prefiriendo un poco de riesgo de la escalada natural. La primera vez que escalé esta simpática canal fué allá por el año 1972. Un compañero de instituto Carlos Pérez Tormes me trajo a Calcena para que probara a escalar alguna de sus peñas y esta ruta me pareció practicable sin cuerda. Carlos quedó impresionado por mis habilidades y nos hicimos muy amigos. Sus padres Alicio y Eusebia me trataban como a un sobrino.

Más arriba si que aprovechamos uno de ellos para montar una reunión pues vamos encordados y el riesgo es mayor. La roca está con bastante humedad. El tiempo amenaza lluvia y apreto para salir cuanto antes encontrándome una sección herbosa muy mojada, con barrillo y matojos. Me veo obligado a poner mucho cuidado en este terreno tan delicado e inseguro. Recuerdo que Carlos falleció en un accidente de moto, lo llevaban de paquete, y recibí la noticia como un terrible mazazo. Visité a sus padres e intenté sobreponerme al dolor agudo por la muerte de su único hijo, un brillante estudiante de medicina y periodismo, que me protegía y ayudaba en los estudios. Querido Carlos: eras tan bueno, tan noble y generoso. Probablemente la mejor persona que he conocido.

Desde la última reunión, mientras sube Ricardo (sus articulaciones chirrían) fotografío la preciosa aguja de la Fuente y su vertical flanco que escalé en 1976 con Emilio Pérez Tormes, primo de Carlos. Trazo en rojo. Ampliar foto haciendo click.

Estamos arriba y vamos a descender en dos rápeles. Conocí Calcena siendo un chico huérfano acogido a la beneficencia. Carlos me invitó a las fiestas de su pueblo. Recuerdo que nada más llegar al pueblo me dio doscientas pesetas para que yo llevara algún dinero en el bolsillo. Joder, qué gesto... nunca podré olvidarlo! Luego recorrimos las bodegas hasta que aquellos vinos y aquellas longanizas a la brasa me dejaron K.O y tuve que retirarme a dormirla, ja, ja!

El precioso cañón de Calcena.


Canal normal (en rojo) y Espolón de las Nieves en amarillo. Lo abrí con Gonzalo Prado en el invierno de 1977. Empezamos a escalar y se puso a nevar. Para salir tuve que utilizar los estribos. Carlos Pérez Tormes me dio su ejemplo de  amistad y generosidad. A veces un poco de dinero que nos sobre puede darle una alegría a un amigo que ande escaso de metal. Las doscientas pesetas que me diste para que llevara un poco de dinero en las fiestas de tu pueblo son el regalo más precioso que he recibido en mi vida, y es porque yo no te las pedí, querido amigo, sino que salieron de tu noble corazón, Carlos Pérez Tormes, natural de Calcena, en lo más profundo de Aragón, en las faldas del Moncayo. Una tierra de hombres recios como tu padre Alicio y mujeres bondadosas como tu madre Eusebia. 

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