domingo, 4 de octubre de 2020

TOUR DEL MONT BLANC 4.810 m. ESQUIVANDO EL PCR Y LA CUARENTENA

 

Excursión escolar con profe incluido. Niños y niñas sin mascarilla disfrutando de las estribaciones del Mont Blanc. Etapa Les Houches a Les Contamines. Ampliar imagen haciendo click. ¿Porqué los niños españoles son obligados a soportar esa tortura de llevar la mascarilla puesta? Al fondo el Col Durier, entre las Domes de Miage y la Aiguille de Bionassay. Es mi segundo día del Tour del Mont Blanc. Ampliar las imágenes haciendo click. Vale la pena. ¡Vamos allá!


Tras un largo viaje de día y medio en tren he iniciado los 175 kmts del Tour del Mont Blanc en Argentiere. Escojo el bello y reposado Petit Balcón por la orilla del río Havre. Esencialmente llano y muy frecuentado por veraneantes. Paso por Chamonix para hacer alguna compra y darme algún capricho. Me esperan doce collados y 10.000 mts de desnivel. Serán seis días, unas sesenta horas atravesando tres países: Francia, Italia y Suiza. evo una pesada mochila, con esterilla, saco, ropa y calzado de repuesto.


L´Aiguille Verte y los Drus. Formidables, impresionantes. Mis compañeros Lalo, Fernando, Ambrosio y Valentin escalaron el Pilier Bonatti en 1977. Yo estaba entonces en la mili y no pude acompañarles. ¡Qué envidia! Sin embargo, al año siguiente, sufrí una amarga experiencia en la cara sur (Rebuffat) de l´Aiguille du Midi en la que estuve a punto de perder la vida. Pero no porque me cayera una piedra o me fallara un pitón.

Puente sobre el río Havre, camino de Les Houches. Ampliar imagen, click.





Mont Blanc 4.810 m. Lo he ascendido en dos ocasiones. Esta etapa de inicio acabará en el confortable albergue Michel Fagot, en Les Houches. Ombeline, una joven mamá, lo regenta con amabilidad y delicadeza. Mañana ya me meteré en harina superando dos collados: Voza y Tricot, en torno a 1.600 y 2.200 m de altitud. Atravesaré la pasarela sobre el torrente de Bionassay. Me encantaría escalar l´Aiguille de Bionassay.


Del Col Tricot desciendo hacia las praderas de Miage y Les Contamines. Paisaje muy hermoso y pastoral. Alojamiento en el camping Le Pontet regentado por Marco. El tiempo se va a enfriar y vendrán nieblas y lloviznas. Mejor para caminar. Segunda etapa sin novedad ni especial dureza. Las cenas y desayunos son copiosos y nutritivos.


Notre Dame de le Gorgue, preciosa capilla a la salida del camping de Le Pontet en Les Contamines. Hoy tercer día quiero llegar al refugio Le Mottet. Serán unas nueve horas y pasaré tres collados: Col de Bonhomme, Col de la Croix du Bonhomme y Col des Fours.


Col de Bonhomme. Irineo hace el TMB con su hija Romana. Han abierto un refugio en Les Chapieux. Hare amistad con ellos, e incluso Irineo me indicará el buen camino al salir de Le Mottet. Al fondo las Domes de Miage.



Refugio del Col de la Croix du Bonhomme, 2.400 m. Ari, una joven catalana trabaja allí. Me tomo un almuercito a base de queso y embutido. Vino tinto, pastel casero y cafecito. Y arreando que es gerundio a por el siguiente collado. Al fondo el macizo del Gran Paradiso (Italia) Ahora debo remontar 200 metros más. Ganaré tiempo dice Ari.



Col des Fours 2.665 m punto más alto de todo el Tour du Mont Blanc. Ahora debo descender hacia el este deshechando caminos horizontales que dejaré a la izquierda hasta que llegue a la Ville des Glaciers y su refugio de Le Mottet. La tarde mejora y disfruto de la vista sobre la Aiguille des Glaciers 2.875 m, hito fronterizo con Italia. Mañana entraré al país transalpino donde es obligatorio hacerse un test PCR. A ver cómo me las ingenio para evitar esa cosa tan desagradable...



Expedicionarios del Tour del Mont Blanc. Me cruzo con ellos camino del refugio Le Mottet. Llevan dos caballos y me causan una magnífica impresión. ¡Qué aventura tan maravillosa esto de darle la vuelta al Mont Blanc! Por pistas, atajos y campo a través llegaré al destacado refugio de Le Mottet donde coincido con cuatro españoles que van con tienda de campaña y su perrita. Son de Castellón y quieren llegar mañana a Courmayeur y tomar el autobús hasta Chamonix por el túnel del Mont Blanc. Intercambiamos impresiones sobre si nos pillarán o no los carabinieri, ja, ja! Bellas mujeres cocinan y regentan el refugio. Velada musical con organillo, copita de genepi. Estoy intranquilo y no sé si darme la vuelta y renunciar a pasar por Italia y Suiza. Pero algo me dice que lo conseguiré. Me duermo en Le Mottet. Amanecerá lloviendo.



Buen presagio en esta cuarta etapa. Desayuno y salgo con la capa de lluvia pero por un camino erróneo. Irineo me grita ¡Jesús, no es por ahí! Cojo la buena dirección pero tengo dudas. LLueve y no quiero sacar el mapa, pero desde lo alto, los de Castellón me gritan: ¡Por aquí Jesús! Están desmontando su tienda bajo la lluvia. Me siento apoyado por fuerzas poderosas. Remonto el Col de la Seige 2.500 m y entro en Italia. Llovizna y niebla. El refugio Casarmetta está cerrado y no se ven carabinieri. Continuo el descenso y paso de largo el refugio Elisabetta. Los pilieres y brutales agujas de la cara sur del Mont Blanc me interrogan desde dentro de las nubes negras de lluvia. Tranquilo chaval, se asoma la Aguja Negra de Peuterey, un descomunal puñal de piedra. ¡Ojala pudiera escalarla algún día! Las fuerzas que me protegen se ponen en acción. Me despisto y "por error" tomo el desvío al norte, hacia el Val Veni, abandonando la ruta del TMB. Llueve con ganas y camino por pistas y carreteras hacia Entrevés. Voy despreocupado sin ocultarme. Tal vez para pasar desapercibido lo mejor es hacerte muy visible... Pasan coches pero ninguno lleva luces ni sirenas. Bien.


Val Veni con el intimidante glaciar de la Brenva. Ha parado de llover y descubro con alegría que puedo cruzar el río Doria Baltea, arteria fluvial del Valle de Aosta, sin pasar por Courmayeur. Hay un desvío a La Saxe y Villar Superior. Genial, voy a enlazar con el Tour del Mont Blanc ya en la subida a los refugios Bertone y Bonatti, a salvo de los carabinieris, testeadores y rastreadores ¡ja, ja! En un par de horas llego al refugio Bertone y paso de largo sigilosamente. Pero me llaman a voces, en italiano, ¡Eh, tú, que el refugio está aquí! Yo me hago el sordo, el loco, y acelero la marcha. Dos horas más tarde, ya cerca del refugio Bonatti, encuentro unos establos que inspecciono. Están limpios, secos, perfectos para un vivac. En el refugio Bonatti es posible que tengan instrucciones u ordenes de informar a los carabinieri o, peor aún, a los sanitari. Nada, aquí me quedo a pasar la noche. Las nubes se abren un poco y contemplo allá arriba la cúpula nevada, resplandeciente, del Mont Blanc. He cenado un puñado de higos y me duermo. Pero al rato me despierta un estrapalucio. Son las vacas que vienen a beber al abrevadero. Les abro la puerta de la otra cuadra. Se pone a llover y entonces aparece un perro. Guapo, de aspecto noble. Me mira en silencio y se va con las vacas. El pastor no aparece. Duermo regular. Cae un chaparrón. Al amanecer recojo mis cosas y me tomo un sobre de café frío y una barrita. Dejo las cuadras como estaban. La niebla lo envuelve todo. Me pongo en marcha en esta quinta etapa. Tengo que salir de Italia y sus PCR obligatorios y entraré en Suiza donde es obligatoria una cuarentena de diez días, con multas de hasta diez mil euros en caso de incumplimiento. Veremos.



Quinto día en el Tour del Mont Blanc. Refugio Bonatti. Paso de largo con sígilo. Hay luces en el comedor. Los caminantes están desayunando. Imagino el chocolate caliente, el pan con mantequilla y el café recién hecho. Aprieto el paso y me despisto cogiendo una variante que va a parar a una granja del valle de Malatra. Hay un aprisco con ovejas. Tres enormes perros mastines vienen ladrando hacia mi. Son enormes. Pero yo les hablo en plan colega y entonces se ponen a jugar conmigo y se me ponen de pie con las patas apoyadas sobre mi mochila. ¡Están jugando los cabroncetes! Tras escoltarme un rato los mastines se vuelven a la granja y yo desciendo a Planpincieux. Allí fluye una reata de caminantes que han subido en taxi desde Courmayeur y se incorporan al Tour del Mont Blanc. Otros han dormido en el hotel Lavachey. Ahora es el momento de remontar hasta el Col Ferret, de 2.500 m y entrar a Suiza. Lo despacharé en un par de horas. Niebla densa. Pronto llego al gigantesco refugio Elena. Está cerrado.



Tiene un cuarto de invierno enorme. Con capacidad para quince personas. Aprieto el zig zag. Quiero salir de Italia. Miro de reojo, los que suben detrás no son carabinieris, uff. ¡Ja, ja, estoy llegando al Col Ferret, al otro lado está Suiza, no me pillan!




Gran Col Ferret 2.553 m. Frontera Italia-Suiza. Detrás de mi se tendrían que ver las Grandes Jorasses, al este del Mont Blanc. Desciendo rápido en la niebla perdiendo altura. En una hora llegaré a una granja donde fabrican quesos. Hay varias mujeres jóvenes. Preñadas o con niños en brazos. Suena una encantadora musiquilla. Son polacas según me contará Lucien. Las convenzo, les doy pena, y la más tripona me saca un café, sin cobrarme. Doy las gracias y me despido: "Que todo vaya bien"  Más abajo hay una carreterilla con un restaurante donde pienso desquitarme. Ensalada suiza, necesito vitaminas, y surtido de carnes frías, vino tinto, helado y café. 50 euritos.


Mi apetito pantagruélico llama la atención de un matrimonio que observaba el vuelo de un buitre quebrantahuesos. Es Lucien y su esposa que viven en el Val Ferret. En 1987 Lucien era capitán del equipo que ganó en la competición a tres, por equipos, Suiza, Italia y Francia. Fueron premiados con un viaje a Nueva York donde corrieron la maraton. Se ofrecen a acompañarme por trochas y atajos evitando los pueblos del valle. Esto me suena a música celestial. Además me aseguran que ganaré un par de horitas. Ostia, hasta Champex-Lac me quedan aún 21 kilómetros.


Lucien, suizo, 70 años. Campeón del Tour du Mont Blanc. Se ofrece a acompañarme hasta Champex-Lac. Gracias Lucien, tú y tu esposa ya me habéis acompañado un buen rato. Ahora id a vuestro pueblo y acabáis la tarde juntitos. La senda recorre la boscosa orilla izquierda del río Ferret. Los pueblos de la Fouly se quedan al otro lado, allí podrían haber policías, mejor por el monte, ja, ja!


La región suiza del Mont Blanc es de gran belleza y fiera majestuosidad. Los glaciares escarpados se descuelgan de increíbles cresteríos. Yo ya voy al límite, diez horas caminando casi sin parar, mi mochilón me está jodiendo vivo. Ostía, me sobran cosas, leches. Me salto el sendero en un pueblo llamado Issert que ponía 6 kmts a Champex-Lac. Lo pagaré caro este despiste pues por la carretera serán unos once kilómetros cuesta arriba y ya es que no puedo más y se me acaba el agua. Pero en una revuelta, Champex y su bonito lago aparecen detrás de una garganta. Encontraré el alojamiento "Plein Air", regentado por la encantadora Claudine, y un restaurante abierto para cenar. Unos franceses que se alojan allí me explican que entre La Fouly y Champex han ido en el autobús. Sólo puedo decirles: ¡Bien hecho! Nadie me pide documentos. Claudine veranea en Calpe y la conquisto cuando le digo que he escalado en el Peñón de Ifach. Los pies me arden y tengo que evolvérmelos en una toalla húmeda para poder dormir.


Siguiendo las instrucciones de Lucien evito ahora  los atajos y camino por el collado Bovine, 2.000 mts. Territorio cristiano sin duda. Marcha suave y tendida. Col de la Fourclaz con restaurante para comer. Ya falta poco. Hoy es mi sexto día en el TMB, el último espero. Y no he visto a ningún policía suizo. Adiós a la cuarentena y a las sanciones de miles de euros. Desciendo a Le Trient para afrontar la ascensión al Col de Balme, último obstáculo para entrar en Francia. Camino muy bien trazado y suave. Unos cazadores transportan una gamuza que acaban de matar a tiros.



Fuentecilla cerca ya del Col de Balme. Por supuesto que llenaré mis cantimploras. Quién sabe. Os quiero fuentecillas. Os debo la vida. Es increíble lo que se llega a beber en el Tour del Mont Blanc. Sin estas humildes fuentes sería imposible de hacer. Y eso que el sol apenas se ha dejado ver, el viejo payaso.


Col de Balme. En tres horas estaré en Argentiere. El refugio parece cerrado. No importa que llueva y la niebla me impida ver el paisaje. Tiro para abajo. A saco.

Aiguilles de Tour. Estoy llegando a los primeros pueblos de Francia. Es una estación de esquí. LLueve y la senda es empinada y resbaladiza. Pierdo altura rapidamente. Mont Roc, Argentiere,  y ya enseguida la estación del tren que cojo sobre la marcha hasta Saint Gervais. Hotel Terminus, cena en un restaurante savoyano. Soy felicitado por la peña. Estoy contento. Sin miedo ya. Ahora encenderé mi teléfono, apagado durante cinco días para evitar ser geolocalizado. Ni tests ni cuarentenas, ni multas ni pollas en vinagre, ja, ja! Ha sido hermoso e inolvidable. Tour del Mont Blanc te quiero.


9 comentarios:

  1. buena aventura, a tu estilo. felicidades

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  2. Excelente HAZAÑA "JESUS" a nivel de Senderismo y de experto Boina Verde qué ha evitado ser localizado por los *Enemigos*
    Felicidades !!!

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  3. Me ha gustado tu viaje de furtivo alrededor del Mont Blanc. Ya está bien de prohibiciones y sanciones. Viva la libertad.
    Gregorio

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  4. Si, amigo Gregorio. Como dijo Anderl Heckmayr, el conquistador del Eiger, "los escaladores somos egoístas. No nos interesan la política ni las guerras"

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  5. Excelete narrativa, que me recuerda mi paso por esos lares, y me alegro el haberte inducido a que lo hicieras, un abrazo

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  6. Excelete narrativa, recordando mi paso por esos lares que tambien tanto me gustaron, y satisfecho de meterte el gusanillo para que lo pudieras corroborar, un fuerte abrazo Jesus. salud y montaña

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