Tomamos un senderito dirección al pico Valdemadera. Monte de encinas, rusco y robles.
Vegetación espesa, frio en la mañana invernal.
Senda P.R al principio bien indicada pero luego debímos confundirnos.
Bonito Belén de Navidad.
Curro, un simpático "ainzonero", experto pirineísta con mucha ilusión y proyectos.
El senderito nos deja al pie de un peñascal de cuarcitas, cerca de la cresta. Lo trepamos con facilidad. La roca es sólida y con abundantes repisas y agarres. Javier Gracia, otro "ainzonero", correoso y montaráz, ja, ja!
En lo alto de la peña vemos una senda que va por la divisoria de la Sierra de Algairén.
Encrucijada y foto. Pedro, Jorge, Curro, Jesús y José Chiripa, ja, ja!
Pico de Valdemadera, sobre 1.200 m, acesible por pistas. Ciclistas posan amablemente.
Ahora enfilamos hacia el oeste pasando por una atalaya de vigilancia contra incendios, pista y senda. La ruta domina las vaguadas del Sistema Ibérico y las comarcas de La Almunia y Santa Cruz de Río Grío, el pueblo natal de la monja universal Hermana de la Caridad de Santa Ana, Teresa Gimeno, fundadora del colegio Luis Espinal en El Alto, el más importante de Bolivia. De la Sierra de Algairén a los Andes.
Pico del Espino 1.133 m, hermosas vistas sobre el Campo de Cariñena, Moncayo, Sierra Vicort y al norte los Pirineos. El día es luminoso y el sol calienta. Apretamos a correr por una cresta de cuarcitas y encinas, mucho vericueto, trepadilla y cascajal.
Los hitos marcan la ruta y no se deben perder pues el bosquete de encinas es muy apretado.
Imponemos un ritmo diligente, la cresta es más larga de lo que parece y ya son las cuatro de la tarde. Hay que apretar y encontrar el camino de bajada sino queremos que nos pille ·el negro" (la noche), ja, ja!
LLegamos a un amplio collado con posible senda hacia Alpartir por el Valle del río Tiermas. Unas vallas metalicas acotolan una explotación cinegética donde la vegetación está radida por las reses hambrientas. El cercado es antiestético y rompe el encanto de nuestra travesía natural. Un sendero desciende al este-nordeste, muy directo, y luego tomamos otro aún más directo hacia nuestra ruta circular que vamos hilvanando por unas pistas hacia el este que permiten un final de la excursión relajado y de gran belleza por la extensión de los espesos y bravíos encinares. El frío se apodera de las vaguadas sombrias y comienza a anochecer. Han sido más de 17 kilómetros, siete horas y cerca de 1.000 metros de desnivel acumulado. Un bonito rompepiernas, un magnífico entrenamiento de montaña para despedir el año 2018.
No hay comentarios:
Publicar un comentario