jueves, 27 de abril de 2023

PICO ASPE 2.645 m. VERTIENTE VALLE DE AÍSA

 

Picos LLena del Bozo, LLena de la Garganta y Aspe. 5 de abril de 2023. Sara, Serbal y Jesús. Ampliar imagen haciendo click. Nieve helada en la mañana temprano. El sol la pondrá más tierna y amistosa en la tarde cuando descendamos. Importante.


Entrada al gran embudo sur del Aspe.





Corredores a 40º, al este del gran embudo sur.




Superando el escalón. Alcanzamos la meseta kárstica.


Terreno caótico y enrrevesado.



Acumulaciones de nieve reciente.



Ráfagas de viento frío.



LLégada al gran Paso de Aspe.


Loma tumbada. Encontramos unas huellas.


Paso aéreo para llegar a la brecha bajo la cumbre.


Han sido unos 50 metros de rocas heladas. Sara llega a la cumbre del Aspe.


Han sido cuatro horas y media. Chucky disfruta en la cima del Aspe.




Sara, Chucky y Jesús. Al oeste el pico Bisaurin.




Descendemos con precaución las rocas heladas.



Paso aéreo más fácil de regreso.


Igüer. Hemos bajado en tres horas y media. La nieve estaba muy segura y amistosa.



Serbal y Sara. Contentos tras su aventura.

RELATO DE SERBAL-ISIDRO

La sorpresa fue mayúscula cuando mi padre dijo que esta vez no haría falta madrugar; al principio no lo comprendí, pero tenía su sentido: esperar a que la nieve se ablandara con el calor del sol de mediodía para encontrar la ascensión más segura y confiable. Sara nunca había hecho alta montaña (y menos con condiciones invernales) y yo era solo la tercera vez que me ponía unos crampones, pero Jesús nos dijo que el Aspe era un pico asequible y con pocos peligros. Comenzamos a caminar sobre las 9 de la mañana, y a los 30 minutos ya llevábamos los crampones puestos (nos encontramos más nieve de la que esperábamos). Íbamos despacio pero sin pausa, y el macizo del Aspe se alzaba más y más imponente frente a nuestras miradas. A la hora habíamos ya atravesado el famoso embudo y nos dirigimos hacia el collado, que conquistamos aproximadamente 2 horas y media más tarde. Desde ahí, la vista de la LLena de la Garganta era preciosa, y todo el valle de Aísa se desplegaba maravilloso en un cielo libre de nubes. Después de una pausa para comer algo, avanzamos hacia el último y más peligroso tramo del pico, unos 100 metros de roca y hielo donde no podías cometer ningún error: clavar con seguridad y precaución los crampones y tener bien preparado el piolet para una posible auto-detención ocupaban toda nuestra atención, absolutamente centrada en cada paso. Sara fue la primera en llegar a la cima, la cual besó con mucha alegría y desahogo después de todo el cansancio acumulado (la desventaja de una nieve blanda es que tienes que trabajar mucho más para avanzar cada zancada). Después de las fotos obligatorias en la cima, comenzamos el descenso, cuyo primer tramo fue el más expuesto y peligroso (allí Jesús decidió unirse con una cuerda a Sara); pasado este, continuamos con agilidad y sensación de liviandad , y solo hicimos una breve pausa para volver a retomar energías con algo de comida. A las 3 horas de haber alcanzado la cima estábamos ya entrando de vuelta en el aparcamiento de La Cleta
De nuevo, una experiencia increíble volver a caminar por estas montañas, y muy contento de que mi padre haya sido el anfitrión en mi primera ascensión con mi pareja. Repetiremos.



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