LA "LIMPIEZA" DEL RÍO EBRO, UNA ACTUACIÓN INÚTIL Y PERJUDICIAL

Antes o después el río recuperará las tierras que le pertenecen aunque los ribereños las hayan inscrito en el Registro de la Propiedad y paguen religiosamente la contribución.

Aguas arriba todas las orillas están cultivadas y el río está encajonado, prisionero entre los diques. Todo parece como muy previsible, pero, ¿qué pasará cuando el río necesite multiplicar por diez su cauce para evacuar las aguas del deshielo o las lluvias torrenciales en su cabecera? Pues ya lo hemos podido ver en la primera foto.

Casi toda la responsabilidad por la magnitud de la invasión fluvial del río Ebro en Navarra y Aragón se origina en La Rioja donde los cultivos de viñedos y frutales se han apoderado de la totalidad de las márgenes, meandros y galachos.

Viñedos instalados sobre un meandro del Ebro, en La Rioja. Están defendidos por unos diques que impiden la inundación de los cultivos. Si el río no puede desparramarse allí lo hará más abajo, en Tudela, Boquiñeni, Alfocea o la barriada ACTUR en Zaragoza.

RIBEREÑOS VIOLENTOS INTIMIDAN AL PRESIDENTE DE LA CONFEDERACIÓN HIDROGRÁFICA DEL EBRO EXIGIÉNDOLE LA "LIMPIEZA" DEL EBRO.

Pero en realidad la "limpieza" sería un vano y artificioso intento de derivar el problema aguas abajo, dándole al río más velocidad y más poder destructivo multiplicando la erosión que acabaría derrumbando las orillas y en todo caso poniendo en serio peligro los bienes y las vidas de las poblaciones del tramo inferior del cauce. Podrían preservarse algunas plantaciones en Pradilla pero el río se volvería más impetuoso y violento en Pina de Ebro, por poner un ejemplo.

Excavar el lecho del río constituye una agresión al ecosistema fluvial y una severa degradación del entorno de consecuencias imprevisibles ya que al remover el cauce se iniciaría una dinámica de desestabilización de sedimentos que se depositarían río abajo trasladando el problema a otras localidades que deberían soportar embestidas de mayor intensidad.

HAY QUE EXPROPIAR UNA FRANJA DE CIEN METROS A CADA LADO DEL EBRO CREANDO UN CORREDOR VERDE DE AMORTIGUACIÓN. ESOS TERRENOS HAN SIDO ROBADOS AL CAUCE FLUVIAL POR LO QUE NO SE DEBERÍA INDEMNIZAR A LOS PROPIETARIOS.

En 1995 recorrí el curso del Ebro en bicicleta durante catorce días a lo largo de sus 1.200 kilómetros de longitud desde el pico Miravalles (Cantabria) hasta Deltebre (Tarragona) constatando la intensa ocupación agrícola y urbanistica que han soportado las orillas, meandros, y riberas, casi todos ellos roturados y eliminados a excepción de algunas reliquias naturales como los galachos de Juslibol y Pastriz.

Los galachos permiten que las aguas sobrantes se desparramen y el río amortigue su fuerza entre el arbolado neutralizando el poder destructor de las avenidas. Es el mecanismo de la Naturaleza para que el río absorba su propia energía conformando un rico y diverso ecosistema, hábitat de vida natural, estacional y cambiante, dinámico y sostenible.

Un paraíso para las aves acuáticas, patos, fochas, garzas y martinetes. 

Y sus depredadores los aguiluchos laguneros.

En la antigua Mesopotamia (país entre ríos, actual Irak) se preservaban extensas zonas de eventual inundación para amortiguar las avenidas de Tigris y el Eufrates. Los europeos somos unos "listillos" e ingenuamente nos aprovechamos de cuando el río está debilitado por las sequías para construir motas y diques que nos permitan apoderarnos de las zonas naturales de inundación con objeto de poderlas cultivar y urbanizar. Pero la Naturaleza tiene sus leyes que no pueden ser quebrantadas, las leyes de la física que gobiernan la dinámica de los fluidos y su acumulación de energía, y como dijo Descartes a la Naturaleza únicamente se la puede dominar obedeciéndola.

Nutria de río

Desde este modesto blog de defensa de la vida salvaje pedimos que no se excave en el lecho del río Ebro ni se permita la construcción de nuevos diques y motas procediéndose a iniciar la expropiación de una franja de 100 metros en cada orilla para crear un corredor fluvial de vida y naturaleza.