domingo, 30 de diciembre de 2018

CRESTAS DE ASTÚN. PICOS DE MALACARA Y DES MOINES

Ampliar fotos haciendo click. Jueves 20 de diciembre de 2018. Son las 9.30 h cuando me pongo las polainas y los crampones después de tomar un café en una cafetería de Astún. Acabo de llegar en el autobús y voy solo. Mi plan es recorrer la cresta frontera hasta Formigal pero las nubes están agarradas, sin visibilidad y nieva débilmente  con un fuerte viento del oeste. LLevo brújula y GPS pero nunca he recorrido esa sierra entre el Anayet y el Ossau. Mejor hago una ruta circular desde la Raca hasta el Pico des Moines. Serán unos diez kilómetros de aristas con mucha roca aflorando y otras secciones con acumulaciones de nieve sobre todo en el flanco norte.

Según el mapa estoy en el Col de Anayet. La nieve está buena pero los crampones tocan mucha roca. Entiendo porqué no se puede abrir la estación. Remonto la suave subida al Pico Malacara.

Col de Astún. Un esquiador francés, Jean Philipe me hace una foto. El cartel del Parque Nacional me recuerda la amenaza de conectar Astún con Formigal.

La niebla no cesa y la arista se recorta con bellas formas contra las nubes. No hay esquiadores. Soledad y diversos resaltes que supero a veces perdiendo altura por el norte. Hay tramos bastante empinados.

Pico de Astún, sobre 2.250 m. Se empiezan a abrir claros y sigo girando hacia el oeste, en sentido contrario a las agujas del reloj. Descenso pronunciado hasta el Col des Moines por donde he de retornar. Ahora he de superar el torreón final del esbelto y elegante Pic des Moines, escaso de nieve con sus rellanos de roca permo trías rojiza y quebradiza. Ahora ya luce el sol pero hace frío.

Pic des Moines 2.347 m. Al sur Pico Anayet.

Estoy de vuelta, beberé y comeré antes de bajar a la estación de Astún. Serán unos trece kilómetros de ruta, nueve de ellos por aristas sencillas pero bellas y entretenidas. Siete horas y un desnivel acumulado de más de mil metros. Buen entrenamiento y unas bebidas en la cafetería de Paco el malagueño y Fátima la camarera marroquí. Al final se me escapó el bus pero pude pillar el tren en Canfranc. ¡Listo pues!

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