Hace 25 años recorrí cargando con mi bicicleta de montaña esta misma ruta. Sabiñánigo-Torla-Bujaruelo-Valle de Otal-Puerto de Tendeñera-Panticosa-Sabiñánigo. Era para el 1 de noviembre y comenzó a llover y se me hizo de noche bajo el Collado de Tendeñera, a 2.300 metros de altitud. Yo estaba empapado y la oscuridad se me echaba encima. La lluvia se transformó en una persistente nevada.
Pero en el último segundo de visibilidad descubrí esa losa plana y me metí debajo, con mi esterilla y mi saco de plumas. Me comí unos higos como pude pues tan apenas cabía, y entré en calor. A mitad de la noche tuve que levantarme a orinar. El cielo estaba estrellado y habían caído cuatro dedos de nieve. Hacía bastante frío. Es posible que me hubiera congelado.
Las lluvias y arrastres han taponado el hueco e inutilizado ese vivac, donde yo pasé catorce horas como una sabandija debajo de una piedra. ¡Pero me pareció un hotel de cinco estrellas!
Desde el puerto de Tendeñera se ve el rellano donde vivaqueé en aquella ocasión, círculo rojo.
Bien se valió que allí estaba esa losa. He recorrido con calma la zona y no hay ninguna otra posibilidad. Justo se me hizo de noche aquel 1 de noviembre junto al único cobijo posible.
Casi desnuda de nieve se levanta la cara norte de Tendeñera. La escalé en solitario en la primavera de 2007. Es más vertical y expuesta que la norte del Taillón. En rojo trazado de la vía.
Desde el collado subo la loma fácil hasta la cumbre en una hora y media (500 metros de desnivel)
Son las ocho de la tarde. Han sido seis horas desde San Nicolás de Bujaruelo, pero habría que descontar más de media hora que he empleado en localizar aquella losa que me salvó la vida.
En menos de dos horas desciendo 800 metros hasta la pequeña pero confortable caseta de Tendeñera (2.000 m). He dormido unas cuantas veces en ella.
Limpia y con un buen colchón. LLevo hornillo, hare una buena sopa de sobre.
Al día siguiente he desayunado un buen café y desciendo rápidamente al valle de la Ripera. Están ensanchando la pista. ¿Es que no se dan cuenta de que aquí la gente viene a caminar y no a que la suban en autobús?
Todo el valle esta infestado de marmotas, no se escuchan los pájaros. No he visto ni uno. ¿Será porque las marmotas se les comen los huevos? Aquí no hay árboles y algunas aves hacen su nido en el suelo. Creo que entre las marmotas y las excavadoras están estropeando la Ripera de Panticosa.
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