Colaboración de Paco Blanco.
Montañero (Sevilla)
Reencuentro en el refugio
Casa de Piedra: Jesús Vallés y Toño ya estaban instalados, cerca de la media
noche llegamos Jesús Aguado, Pepe y Paco-el escribidor-. Saludos, preparación de
mochilas y a dormir.
Por la mañana
temprano-mucho- y después del típico desayuno de refugio nos pusimos en marcha.
Destino: pasar por el refugio de los Ibones de Bachimaña y dirigirnos al Gran
Facha pero con muchos “planes B” en el bolsillo de Jesús como luego demostró.
El tiempo no acompañaba,
niebla, lluvia/llovizna (hubo controversia sobre el concepto). Una vez en el
refugio dejamos algunos trastos, tomamos un café y ajustamos mochilas
Nevero bajo la cuesta del fraile
Nuevo refugio de Bachimaña
Visto lo tapado del día
Jesús V, erudito de estas montañas, propuso un cambio de planes: subir al Pico
Serrato, más cercano y menos complicado. Así que en marcha directos al Este. La
subida con la humedad en las rocas llenas de líquenes se hacía lenta y
cuidadosa. Jesús A y Toño decidieron desistir y regresar; los demás, ya en el
límite de la nieve, nos calzamos los crampones y continuamos la subida. La
niebla nos cubría a ratos pero seguimos con la esperanza que se abriera un poco
el día.
Cuello Serrato, Jesús Vallés, Paco Blanco y Pep Laboreo
Y así ocurrió, cuando
llegamos al collado la nubes se empezararon a deshacer y entre ellas
aparecieron vistas verde esmeralda de la Sierra Tendeñera y enfrente surgieron
de la niebla el Gran Facha, el Garmo Negro y los picos del Iinfierno, un
espectáculo. Y allí Jesús nos dio a escoger: había plan B, C y D y.... subimos
al diente del Batán que se presentaba desde allí como una loma agradable y
atractiva. Cumbre, fotos y.... ¡sol!
Bajada tranquila,
evitando a la vuelta algún paso por neveros un poco aéreos (al menos para mi
gusto) y Pepe, que se quedó sin suelas (literal), con un apaño de fortuna
justito llegó al refugio. Jesús V y Toño continúan marcha hacia Panticosa y los
demás tarde de descanso en Bachimaña para tenderse al sol a ver marmotas y
sarrios, al día siguiente nos daríamos
un paseo hasta el collado del Infierno pero esa será otra historia.
F. Blanco
Jesús Vallés y Jesús Aguado, compañeros de afición y profesión
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