Desde Ronda a Grazalema, Zahara y Algodonales, han sido unos 55 kilómetros por carreteras de montaña con varios puertos y grandes panorámicas. He hecho un vivac en el monte y otro en un turismo rural. Pase por una situación de peligro por seguir unas señales hacia el Norte, al salir de Ronda. Mi ruta no está señalizada y era complicada de encontrar. Al intentar atajar estuve al límite cruzando el barranco Guadalcabucín y un marjal muy extenso y cerrado, con plantas de dos metros de altura. A las tres de la tarde el sol caía a plomo y la mochila se me enganchaba, perdí mi cámara de fotos. Tuve que escalar taludes verticales de cañas pero conseguí salir a un chalet con piscina. La alarma empezó a sonar. Entonces me di un baño rápido y salte la valla para llegar a la vía del tren y luego a la carretera. Al poco me encontré en una Zona Militar. El acuartelamiento de la Legión. Ampliar imágenes haciendo click. Fotos de baja calidad, 30 de mayo 2025. Renuncio a buscar sendas y caminos, No hay indicadores ni señales "A Grazalema". Seguiré por carretera. Temperatura ambiente 35 º C.
Encuentro las primeras señales de Parque Natural. La carretera bordea unos peñascales. Espesos encinares cubren todas las vertientes.
En unos pocos kilómetros encuentro varios recordatorios de fallecidos en accidente.
Meloncillo muerto por atropello.
Desde que he salido de Ronda, a las 13 h, no he parado de ver encinas gigantes. Pronto anochecerá y ya debo estar cerca de Grazalema. Sigue habiendo tráfico y veo peligroso caminar estos diez o doce kilómetros que aún me quedan. La noche está despejada y rápidamente, en la entrada de un coto de caza privado, instalo mi vivac para pasar la noche. Encontré dos restaurantes junto a la carretera y estoy bien hidratado y alimentado. El cárabo estará un buen rato cantando y no tardo en coger el sueño después de seis o siete horas caminata. Estoy en un alto despejado y un viento suave disuade a los mosquitos. Mi saco de dormir ligero será suficiente.
Aquí nace el famoso río Guadalete. Ampliar imagen.
Vertiente norte de la Sierra de Grazalema. En lo alto el extenso pinsapar que cubre toda la parte alta. La carretera continuará descendiendo en curvas y contra curvas hasta la orilla de un embalse. Muy cerca ya se aprecia el castillo de Zahara de la Sierra. Son las cuatro de la tarde y el sol pega con fuerza. Hace mucho calor y he de parar a beber constantemente. Por fortuna mis tres cantimploras me sacarán del apuro.
Vista, por fin, del precioso pueblo de Algodonales, en las estribaciones al norte de la Sierra de Grazalema. Encontraré un estupendo alojamiento limpio y confortable. Precio económico. Buenos bares con tapas y raciones. A la mañana un buen desayuno antes de tomar el autobús de línea de regreso a Ronda, unos cuarenta minutos de viaje. Enseguida tomo un tren con transbordo en Antequera hasta Madrid. Un café y pillo un AVE a Zaragoza. Mi amigo Ricardo me estará esperando en la estación de Delicias para irnos a cenar por el barrio de la Magdalena con otro escalador mayorcito como nosotros. Por la noche llueve y refresca y duermo muy bien en casa de Ricardo. Al día siguiente temprano vuelvo a casa. LLueve con ganas y tengo que aprovechar y plantar unos tomates y acomodar a una gallina clueca. El Parque Natural de Grazalema ha sabido poner en su sitio a las empresas de aventura impidiendo que se apoderen de todos los rincones, veredas, cumbres, riscos y collados. Esto me tranquiliza porque los viejos modelos de parques nacionales están agotados y tienen los días contados. Ya no sirven a los objetivos de protección de la Naturaleza para los que fueron creados. Su tiempo se acaba y debemos estar tranquilos y confiados. No importa que todavía metan alguna que otra chatarrilla, aquí y allá aún más cables innecesarios. Esos rancios y prepotentes funcionarios, esos politiquillos de medio pelo, serán arrollados por el sentimiento general de restaurar y reconsiderar las relaciones del ser humano con el resto de criaturas con las que compartimos nuestro hermoso planeta.
Zahara de la Sierra, uno de los pueblos más bonitos de Andalucía, Restaurante La Era, excelente comida y buen vino que tomo en exceso, teniendo en cuenta que todavía me quedan tres horas de andar por carretera hasta Algodonares. Este último tramo se me hace muy duro por la fuerte insolación y la elevada temperatura, Pero sobre las 20 h remonto las últimas lazadas para terminar esta preciosa marcha por las bellas tierras altas de la provincia de Cádiz. Deportivamente, poniendo cuidado con los coches y bicicletas, es un magnífico entrenamiento para adquirir resistencia y determinación.
Aplíquese lo que usted proclama en todo su blog y deje de opinar de montañas y parajes ajenos a los de su tierra. Céntrese en lo suyo que bastante tiene y no se le ocurra cortar nada!
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