Corredor de la Z, cresta oeste hasta Peña Telera. Ampliar imagen haciendo click.
Miro la carretera que baja del valle buscando un coche que ya llega . Alzo la mano para que paren. Aviso a mis dos compañeros que están a refugio del sol sentados en la capilleta de Santa Elena, a los pies de la carretera. Dos bellas mujeres salen del coche sonriendo, nos abrazan y nos llevan de vuelta a Piedrafita. Vamos a buscar el otro coche y a rehidratarnos a base de vino, cerveza y torrezno.
Unas 10 horas antes: Son las 5:40 y comienza la marcha desde mi casa, en Tramacastilla, al encuentro de dos sabiñaguenses en la pista que sube de Lacuniacha. Subo como un rayo el bosque del Betato pasando el barranco del Gorgol con la mochila cargada. Quiero llegar antes que ellos, pues si se adelantan me perderé la entretenida conversación del caminante. Salgo del bosque donde aún era de noche, pero en los prados ya ha amanecido. Atajo hasta la pista y comienzo a oír las voces de mis amigos a lo lejos. Se conocen desde hace muchos años y aún así nunca dejan de hablar. Uno me saca quince años, el otro treinta…más o menos. Nos saludamos, dos abrazos bien templados y comenzamos a atrochar. Son las seis y cuarto. Tras tres horas de conversaciones variopintas e historietas batalleras pisando verde, llegamos al cono de deyección del “corredor de la Z”, totalmente nevado. Crampones y dos piolets, arnés y cuerda a la espalda. Comenzamos a subir, voy primero. Tras unos cientos de metros me dicen que baje el ritmo. Cedo mi puesto y me pongo el tercero. Pasan dos minutos y me río por dentro. El ritmo es el mismo. Llegamos a la entrada del corredor , dividida en dos por un pilier central. La huella marca la entrada de la izquierda. La nieve es amable y cruje al ritmo de cuatro por cuatro, desacompasado, de los hachazos de piolets y los puntapiés de crampones. El corredor serpentea encajonándose y ganando ambiente. 40-55 grados. Las huellas de bajada que subimos es una escalera incómoda, el paso es largo. A ratos se pierden bajo viejas coladas de nieve. Seguimos hacia arriba. Bordeamos un zaborro que toca el muro izquierdo. La roca inclina el paso. Está helado , 60º. El piolet se hunde menos pero está seguro, clavamos punta de crampón y el pie está volado. Traccionamos. Pasamos con seguridad y seguimos. Estamos llegando a la salida, unos minutos más y pronto otro abrazo bien templado. Pasamos del afilado y vertical enclaustramiento a un casi sorpresivo horizonte, lejano y ondulante. Las campas blancas de la Partacua deslumbran por el Sol. Escalones y cortados de sombras intensas convierten este terreno amable y bello en un laberinto. Son las 10 y media. Bordeamos la Cima Sin Nombre y nos dirigimos al escalón oeste de Peña Telera. Travesía horizontal con caída. La huella está marcada. El peligro no se siente que acecha con fuerza. Giramos a la izquierda y en diagonal ascendente nos dirigimos directos al escalón. Volvemos a usar los dos piolets. Un pequeño paso en mixto. Dos metros y nos encabalgamos en la corta arista oeste. Ambiente alpino. A un lado de la arista, patio sin fondo, al otro, la inclinación justa para hacerlo en travesía lateral, con el cuerpo enfrentado a la pendiente. La montaña sigue cuidándonos y la nieve se siente segura. Queda un pequeño paseo hasta la cima. Hay una marmota calentándose junto al hito de hormigón. Son las 12 de la mañana. Cielo azul.
Hablamos y decidimos. Renunciamos a la canal de Cachivirizas, siempre en sombra y de fuerte pendiente. Mejor Travesía norte-sur de La Partacua. Bajaremos por la vertiente soleada, buscando los pasos que nos permitan llegar a la cabaña del Plan de Usabas y vadear el barranco del Puerto. Bajamos y subimos varios repechos nevados, sorteando un laberinto de fajas hasta llegar al jardín kárstico previo a la cabaña. Entre afilados charcos de piedra crece totalmente regular, como segada, un mar de yerba. Grama de verde intenso y lirios amarillos nos hacen sentir que nos colamos y pisamos un cuidado jardín privado. Se siente como un allanamiento de morada. Pasamos el viejo refugio de Usabas hasta el barranco. Comemos, nos quitamos la sal sudada con agua del torrente y continuamos ligeros, buscando la sombra del bosque que va surgiendo conforme perdemos cota. Aunque duelen los pies, ya llegamos a la entrada del Valle, a Santa Elena. Son las 16:00 h.
Entrada al corredor de la Z. Ampliar imagen haciendo click.
Diez horas muy intensas sin parar. A Nacho no se le ha escapado ningún detalle.
ResponderEliminarAlpinismo de gran nivel en la Bal de Tena,tremendo y muy peligroso ese corredor de hasta 60 grados de inclinación con nieve helada.Muy bien detallado y relatado por Nacho Buba.
ResponderEliminarNo veo yo a Juanito subiendo por ese corredor helado,más me lo imagino comiendo migas en Tramacastilla o dándole al chupete en el marchica de Formigal.
ResponderEliminarY tanto! A ver quién se encuerda con ese "peso pesado" del Himalayismo, ja, ja!
ResponderEliminarJa,ja,ja el peso pesado del himalayismo está más pesado que nunca y tira a toda la cordada,yo creo que no sube ni el Moncayo desde el santuario.
EliminarSiempre fue un tiparraco,acabó mal con Edurne Pasaban y Carlos Pauner.Toda la vida ha sido un bocazas y un faltón,escribió artículos insultando a Edurne https://www.telemadrid.es/deportes/alpinista-Juanito-Oiarzabal-Edurne-Pasaban-0-1250874934--20110602060136.html
Luego en el 2018 hicieron el paripé de reconciliarse televisivamente.
Madre mía Jesús; no dejas de sorprendernos, que barbaridad!,,,debe ser agotador, aunque imagino que muy satisfactorio.
ResponderEliminarJuanito el gordito ha generado tantas enemistades en el montañismo que hace años hasta le crearon un facebook en su contra llamado " Yo no iría con Juanito Oiarzábal ni a por leña " https://www.facebook.com/profile.php?id=100079333307012
ResponderEliminarJa,ja,ja no le aguanta ni el tato.
Menudo sarrio estás hecho...
ResponderEliminarQ pena y q poco respeto por un alpinista historico y al q no le llegais ni a la suela de las botas.
ResponderEliminarSube colinas q es lo q sois.