Alfafar: Sótanos del ayuntamiento y centro social, falla y banda de música.
Me he juntado con una pandilla de voluntarias de Valencia y Madrid, para limpiar de barro y secar el mobiliario, intentando recuperar las actividades sociales, en especial la música, que tanto cuenta para los valencianos. Ha sido muy agradable, al aire libre, y justo al lado estaban los cocineros de José Andrés sirviendo bocadillos y raciones de ternera y garbanzos con fruta de postre. Están alimentando a miles de personas que lo han perdido todo. Los locales de planta baja, MERCADONAS y chinos incluidos, están arrasados con maquinas y mobiliarios inutilizados por el barro.
Hay camiones de Zaragoza, Madrid, etc, enviados desde otras comunidades, pero sigue siendo necesaria la ayuda de los voluntarios para la recuperación de sótanos y plantas bajas donde las máquinas no pueden entrar. Mañana regreso a Sabiñánigo y conservaré el abono de transporte que me dio un matrimonio que lo había perdido todo y quería de este modo expresarme su agradecimiento. Es un sentimiento de gratitud y amor que me ha conmovido, porque ir allí y conocer su desgracia y sufrimiento puede evitar que se derrumben en la desesperación. Ánimo Valencia!Han llegado camiones de toda España.
Los cocineros de José Andrés alimentando a quien lo necesite. Muy bien hecho!
Pancarta de agradecimiento en La Torre (Valencia)
Amelia (Valencia) y Raquel (Madrid) dos voluntarias inmensas y adorables!
La banda de música pronto reanudará sus ensayos!
VALENCIA ZONA CERO. BARRO PEGAJOSO E INFECCIOSO. Los voluntarios estamos ahora en la fase más comprometida de la limpieza, bregando en sótanos semi oscuros chapoteando un amasijo de enseres hirientes y cortantes donde una pequeña herida o un salpicón de líquido fétido pringoso que ingieras o se te cuele por un ojo podría mandarte al hospital.
Despejar estás plantas bajas anegadas y llenas de trastos es una labor que no pueden hacer las máquinas, pero si las hormiguitas voluntarias.
En Alfafar nos hemos juntado una veintena dirigidos por los bomberos, llenando contenedores que los camiones se iban llevando. A las once nos han dado un bocadillo y a las dos nos han servido una ración consistente de fideuá los cocineros de José Andrés.
Reconozco que era el único en trabajar sin Epi, ni gafas ni mascarilla. Es que necesito ver y hacia mucho calor abajo. Después de comer casi todos se han ido y me he quedado sólo con tres bomberos, pero entonces han aparecido unas chicas de Barcelona y en un par de horas hemos llenado otro contenedor de veinte metros cúbicos. Un vecino me ha ofrecido una habitación para dormir, otra señora me ha regalado dos pares de calcetines y una botella de vino de recuerdo.
Han pasado de largo, impolutos, un grupo de la Cruz Roja.
Sobre las cinco regresaba andando hacia Valencia, a casi dos horas y he visto un autobús parado. Le he preguntado a un hombre que iba con su mujer y se han empeñado en regalarme su abono de viajes para que cogiera ese autobús.
--Mi mujer y yo lo hemos perdido todo; por favor acéptanos este abono. Te quedan siete viajes.
En fin, queda todo por hacer, y la limpieza de sótanos solo la pueden realizar voluntarios dispuestos y decididos.
Hemos llenado cuatro contenedores como este; más de 50 metros cúbicos de barro, chatarra y objetos.
Centro ALCOSA.
Limpiando de barro las mesas y sillas. Las secaremos y las volveremos a meter.
Ya pueden ensayar los de la banda.
Raquel (Madrid) auxilia y reconforta. Un ángel hecho mujer.
Lo han perdido todo, pero me dan su abono de viajes para que regrese a Valencia en el autobús. "Toma, que Dios te bendiga; te quedan siete viajes" Es la gratitud infinita. Nunca recibí un regalo tan valioso.
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