Desde el puente del Sia, vertiente oeste del puerto de Cotefablo, se toma una pista por la margen derecha orográfica del río Sia hasta un primer refugio y luego un bello sendero hasta el segundo refugio, Soaso, 1.800 m, dos horas y media de ascenso. La ruta es bastante enrevesada y de fuerte desnivel, tres o cuatro horas más hasta la cumbre. Por la marcada canal de la izquierda discurre la interesante y variada vía "Oscar Pérez". El Mallo Las Blancas es una muralla marmorea al oeste del pico Tendeñera.
Bien sea en diagonal de izquierda a derecha, o directo por un corredor empinado, iremos a parar a una repisa bajo una muralla lisa y compacta. Chimenea que permite superar el muro liso (III)
En la cima del Mallo Las Blancas, 2.822 m. Detrás el embudo de la cara norte por donde sale la vía que abrí en solitario, dedicada a Fernando Orús (2010). Con mi hermano Enrique y dos escaladores navarros abrimos la interesante vía del espolón sur este, dedicada a Iñaki Ochoa de Olza.
Vista hacia el sur oeste. Se puede apreciar en la foto la larga arista oeste del Mallo Las Blancas.
Para bajar se vuelve a pasar por la chimenea. En invierno es una goulotte helada. Sin nieve se destrepa sin gran dificultad.
Descendido el muro liso hay que tomar una canal empinada al sur que nos devolverá hasta el valle. En total se invierten unas diez u once horas entre subir y bajar. El Mallo Las Blancas o Pico de La Ripera es una escarpada cumbre dificil y costosa de alcanzar.
OTRO RESCATE PERRUNO
Una cuadrilla de cazadores solicitó mi colaboración para rescatar a un perro que llevaba ya más de un día enriscado en una de las peñas de Rapún, al sur de Sabiñánigo. Casco, arnés y descensor. Unas cintas y mosquetones. El primer descenso ha sido infructuoso, rapel vertiginoso en ligero desplome, 30 metros justos. Toda la cuerda disponible. Ni rastro del perro. Es una pared lisa, sin relieves. Imposible que esté por aquí.
Paco hace memoria. Es más a la derecha, bastante más a la derecha. Vuelvo a rapelar la ralla, y allí está, en una repisa, acurrucado junto a un arbusto. Ha llegado por una estrecha vira diagonal, y allí se ha quedado. Lo cojo con un brazo y rapelo los 10 metros verticales hasta el suelo. El perrillo está a salvo. Los cazadores desmontarán el tinglado de rapel y yo tiro monte a través en dirección a Rapún. El perro se va a su puta bola y al rato aparece dócil y manso junto a los vehículos. Los cazadores están contentos y quieren reconpensarnos a mí y a Antonio, que también ha venido de propio a rescatar el chucho: Pasado mañana os vamos a dar unos buenos pedazos de jabalí que cazamos ayer. ¡Ostia, estofado estará de rechupete!
En el invierno de 2009 ya rescate a dos perros de caza enriscados en la cumbre del Rigüelo, a 2.400 m. Habían subido persiguiendo a los sarrios y luego no podían bajar por la nieve helada.
Pendiente helada de 45º. Fue un descenso delicado pero los perretes se percataron de que era su última oportunidad. Pepe Callau y Pedro Expósito me acompañaban. Los chuchos eran de "Martón", un cazador de Esposa.
En el invierno de 2009 ya rescate a dos perros de caza enriscados en la cumbre del Rigüelo, a 2.400 m. Habían subido persiguiendo a los sarrios y luego no podían bajar por la nieve helada.
Pendiente helada de 45º. Fue un descenso delicado pero los perretes se percataron de que era su última oportunidad. Pepe Callau y Pedro Expósito me acompañaban. Los chuchos eran de "Martón", un cazador de Esposa.
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