Viernes 20 de julio 2018.
Raúl Gállego, junto con nuestros perros Chucky y Váli, remonta el corredor sur de los Infiernos que presenta un aspecto poco amistoso, con profundas rimayas, nieve muy dura y empinado a 60º en algunos tramos. Hemos alcanzado esta vertiente en una ruta un poco larga y rebuscada, por la Collada Sareta, entre los picos Arnales y Pondiellos. Este acceso a la cara sur de los Infiernos se encuentra encima del ibón de los Arnales.
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Para llegar al corredor ha sido necesario remontar una pala de nieve dura, empinada en 45º. Los perros han tirado para arriba sin esperarnos. Chucky se percata de que enseguida me he pasado a las rocas secas por donde se asciende más fácilmente. Sin embargo, Váli se vé obligado a escalar todo el corredor (tracción a las cuatro patas) hasta que desde arriba consigue reunirse con nosotros. Arriba en la cumbre oriental cresteamos al Infierno central y occidental. El tiempo aguanta y con rapidez descendemos al oeste hasta el ibón de Tebarray.
Raúl con los perrillos. Cumbre oriental.
Chucky recorre la cresta de las Marmoleras saltando y jugando con Váli. Destrepa de frente los cortados que yo me veo obligado a desescalar con cuidado. Chucky es una perra de raza pastora alpina. Nació a 2.000 m y me la trajeron de cachorrita llena de pulgas y garrapatas. Es una perra que me lee el pensamiento y va buscando el camino, y siempre lo encuentra. Escala las laderas de nieve, las rocas heladas. ¡Chucky es sin duda la perra más valiente de los Pirineos!
El tiempo aguanta y seguimos los hitos buscando los mejores pasos para bajar la cresta oeste de los Infiernos.
Ya en el Collado de Tebarray se acaban las dificultades. Continuaremos ahora un rato con los crampones hasta los lagos azules. Por el camino vamos encontrando senderistas y montañeros, unos por la G.R, otros hacia la cumbre de los Infiernos. Casi ninguno lleva piolet y les informamos de lo delicado y peligroso que está el corredor sur en el caso de que decidan bajar por esa vertiente. Ellos se sorprenden viendo a nuestros perros Chucky y Váli, pero deberían saber que estos canes ya han subido muchas cimas, también de 3.000 m, en la temporada invernal pues tienen tracción a las cuatro patas y muy bajo el centro de gravedad. Dos días más tarde, el domingo, un montañero cántabro de 63 años pierde la vida al caer en el corredor sur. Los grupos de rescate encontraron su cadáver empotrado en la rimaya. El G.P.S aquí es más bien un estorbo pues su minuscula pantallita nos distrae la atención y no vemos al hombre de la guadaña que acecha para cobrarse su presa en la trampa mortal del corredor.
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