Mi compañero Antonio Megía, recién recuperado de un accidente de montaña, y los montañeros vitorianos Moli y Ana que hoy van a la Punta Escarra.
Cresta cimera, a caballo sobre el Valle de Tena y el Valle del Aragón.
Bonita sección con buenas presas.
Último paso antes de la cima (III) Algunas cintas y fisureros son suficientes para asegurar.
Antonio Megía (41) Al fondo Punta Escarra. Se encuentra prácticamente recuperado de su golpetazo en el Palas.
Jesús Vallés (62) con la Pala de Bucuesa detrás. Puede apreciarse parcialmente la cara oeste que escalé en 1977 con mi hermano Enrique.
Embalse de Ip y Collarada. En 1975 escalé la imponente cara norte con Fernando Orús, mi compañero del Instituto Goya de Zaragoza.
Hemos dejado instalados dos rápeles para descender el empinado zócalo de la base de esta montaña poco conocida.
ANTONIO MEGÍA. ACCIDENTE EN EL PALAS. ¿QUÉ QUEDA DE LA SOLIDARIDAD MONTAÑERA?
A principio de verano nuestro amigo Antonio Megía sufrió un accidente de montaña y tuvo que ser hospitalizado durante cuatro días y coger la baja laboral durante más de un mes. Antonio conserva un recuerdo agridulce -sin rencor hacia la montaña, el pico Palas- pero amargo de los dos montañeros que estaban con él cuando tuvo el percance.
Resulta que Antonio dejó a su perro Rocky bien atadito en lo alto del nevero, al pie de las rocas de la cara sur del Palas. Arriba, cerca de la chimenea, Antonio alcanza a un par de montañeros que dudaban por donde seguir. Antonio se pone en cabeza y pronto los tres llegan a la cumbre.
Es en el descenso por las pendientes de roca inestable cuando al apoyarse Antonio sobre un bloque granítico todo se pone en marcha y Antonio cae unos metros al tiempo que el bloque impacta en su costado izquierdo. Le ha roto cuatro costillas y Antonio siente un dolor agudo en la zona del bazo. Los dos montañeros enmudecen y quedan paralizados pero Antonio se sobrepone al intenso dolor e instala el rápel para descender la chimenea Ledormeur. Abajo está Rocky esperando a su amo. Antonio lo desata y los cuatro atraviesan el nevero y alcanzan el camino que contornea los ibones de Arriel. Es entonces cuando los dos montañeros le dicen a Antonio "bueno, nosotros vamos marchando poco a poco..." y lo dejan allí dolorido, acompañado únicamente por su perro. Los barrancos bajan muy crecidos y necesitará casi seis horas para llegar a La Sarra y posteriormente al centro médico de Sabiñánigo donde se dispondrá su hospitalización.
MI REFLEXIÓN PERSONAL
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¿Os parece bien la decisión de los dos montañeros abandonando a su suerte a Antonio?
¿Qué pasa si se le produce una hemorragia interna o simplemente se desvanece?
En mi opinión los dos montañeros demostraron indiferencia e insolidaridad pues tanto a la subida como en el descenso Antonio los había ayudado a ellos.
Destacar también el coraje de nuestro amigo que consiguió bajar él solo por sus propios medios, sin solicitar la intervención del helicóptero de rescate.
MI REFLEXIÓN PERSONAL
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¿Os parece bien la decisión de los dos montañeros abandonando a su suerte a Antonio?
¿Qué pasa si se le produce una hemorragia interna o simplemente se desvanece?
En mi opinión los dos montañeros demostraron indiferencia e insolidaridad pues tanto a la subida como en el descenso Antonio los había ayudado a ellos.
Destacar también el coraje de nuestro amigo que consiguió bajar él solo por sus propios medios, sin solicitar la intervención del helicóptero de rescate.
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