Después de tomar un café en la cafetería de la estación, Jesús Vallés y yo, partimos con nuestro viejo Opel Kadett rumbo a Sabayés, donde queríamos iniciar una ruta de senderismo que ya intuíamos exigente y, efectivamente, no nos equivocamos. A las 8 de la mañana, con mucho frío, iniciábamos la andada. A buen ritmo, para entrar en calor, nos dirigimos hacia Santolarieta en donde una persona holandesa nos dio, muy amablemente, las pautas para seguir la senda. Unos 30 minutos después llegábamos al mirador del Salto de Roldán. La vista es espectacular y pudimos contemplar la gran verticalidad de las paredes que conforman ese salto en pleno río Flumen. Tras haber disfrutado del magnífico paisaje seguimos la pista paralela al río y poco a poco nos fuimos introduciendo en un bosque donde se nos ocultó el sol. Anduvimos mucho tiempo a través de esta heladora sombra a la que había que añadir el frío que también despedía el río. En estas condiciones llegamos al Dolmen de Belsúé y en el que vale la pena parar unos minutos para verlo.
Dolmen
La continuación del camino es más o menos llano y nos condujo hasta los Acantilados de Cienfuens, unas paredes verticales dignas de contemplar, y poco a poco llegamos hasta la presa de Cienfuens que está totalmente vacía. Parece ser que el embalse de Montearagón es el reponsable de esta decisión según nos contó un paisano de Belsué. En esta zona el camino prosigue a través de muchos y gélidos túneles excavados en la roca. Así, con temple y frío, llegamos al embalse de Belsué en el que sí hay agua. Lo vamos recorriendo por la senda que lo rodea y tras un buen tramo llegamos a Belsué. Aquí es donde encontramos a la persona citada antes y que nos explicó muchas cosas de esta tierra. También aquí decidimos almorzar pues eran las 12,30 h y no habíamos hecho ni una sola parada. Y 4,5 horas seguidas andando nos hacían acreedores de un refrigerio. Esto nos llevó 30 minutos exactos. A las 13 h nos pusimos en ruta de nuevo para ir regresando a Sabayés.
Cienfuens
Embalse de Belsué
Belsué, en lo alto.
La vuelta la hicimos a buen ritmo pero hay que superar unas cuestas inmisericordes. Tras llegar a un collado tuvimos que rodear un barranco y eso nos llevó bastante tiempo pero íbamos rápidos. Y por fín divisamos ya el último collado al que teníamos que llegar : el collado de Tiacuto. Pero había que alcanzarlo, de nuevo, mediante subidas muy largas y sostenidas. Cuando lo coronamos, y tras beber un poco de agua, enfilamos la bajada hacia Sabayés. El piso estaba deslizante y había que ir con cuidado. A las 4 de la tarde en punto estábamos ya en nuestro coche. Ha sido una andada de 8 horas de duración y de 30 kms de distancia. Desnivel acumulado de 900 metros. Una excursión bastante dura pero muy gratificante por los paisajes tan hermosos y tan especiales que tiene la Sierra de Guara. Sin duda, un lugar excelente para el senderismo.
De vuelta, cerca de Sabayés
11 de enero 2018
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