En amarillo delimitación parcial del Santuario de los Bucardos de Ordesa donde hibernaban aprovechando la orientación sur hasta que Buxton, el lord inglés, contrató al herrero de Torla, Bartolomé de la Fuente, o La Puente, para que facilitara el acceso justo al lado de la cascada. En pocos años toda esa población de bucardos fue exterminada. La ladera opuesta (Pelay y Turieto) es muy nivosa, siempre en sombra.
Claro, por eso se extinguió el buscarlo, porque le redujeron el territorio a eso
ResponderEliminarPues hay que reconocer que tienes razón, pero también hay que reconocer que no te harán ni pajolero caso
ResponderEliminarTienes todo mi soporte en TU CRUZADA, por recuperar el equilibro natural de esa fantástica zona de nuestros PIRINEOS.
ResponderEliminarJuan - Carlos Olmedo / Huesca
Gracias Juan Carlos. Una oportunidad a la Naturaleza.
ResponderEliminarBuxton era un Lord británico. Es casi seguro que su fortuna procedía del Tráfico de Opio o de Esclavos.
ResponderEliminarBuxton, y otro Lord británico alquilaban todo el Monte de Torla para cazar los ultimos bucardos.
Era un dinero manchado de sangre y sufrimiento el que financió la instalación de las Clavijas de Cotatuero para permitir a los cazadores británicos acceder a lo que entonces de denominaba Santuario de los Bucardos.
El dinero del mal solo puede traer el mal.
En este caso el exterminio de los Bucardos del Pirineo.
Hay infinidad de ferratas, tirolinas, cadenas, chapas, etc., en lugares con altos niveles paisajísticos, naturales y ecológicos, con dudosas autorizaciones de instalación. Y han ido a cercenar unas clavijas del siglo XIX. Los protagonistas han demostrado ser personas radicales, del género talibán. Tendrán su castigo, seguro, aunque no será equiparable al daño realizado.
ResponderEliminarSi querían rebajar la presión turística, deberían haber saboteado el camino de subida la Cola de Caballo. Por Cotatuero son contadas las personas que pasan.
Por otra parte, parece ilógico prohibir el paso de Cotatuero como ahora ha quedado, y no hacer lo mismo con las vías de escalada, más difíciles y precarias.
Para bajar la presión turística, pinchar con un punzón una rueda de cada vehículo, cada día durante un mes. Seguro que a final del mes, ya no subía nadie en coche.
U otra buena forma sería incendiar el parque en agosto, tantas veces como sea posible hasta que todo quede negro de ceniza.
No, Vallés y cía no pueden estar bien de la cabeza. Y no les saldrá gratis, seguro.
Gracias Jesús Antonio Gil. Usted se frota las manos impaciente de que nos lleven esposados y nos condenen a penas de prisión.
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